El 25 de mayo de 1810 se había formado un nuevo gobierno. Comenzaba una nueva etapa del proceso revolucionario que tendrá su culminación en 1816 con la declaración de nuestra independencia. Fueron años difíciles con muchos problemas para afrontar y resolver.
La solemne ceremonia del juramento se efectuó a las tres de la tarde, la autoridad del virrey había caducado definitivamente, y la Junta Provisional Gubernativa, se trasladó al Fuerte, en medio del entusiasmo popular. Muy pronto, comenzó a manifestarse la oposición del Cabildo (institución colonial española), de la Audiencia y del ex-virrey, esperanzados en el pronto retorno al régimen anterior, confiados en que los diputados provinciales se pronunciarían contra la Junta (recordemos que esta última era de carácter provisorio).
Con el evidente propósito de controlar al nuevo gobierno, el Cabildo impuso a la recién creada Junta un reglamento. Dicho documento figura en el Acta del 25 y en sus considerandos más importantes sostiene:
a) otorgar al nuevo gobierno un carácter provisional y sometido al Cabildo.
b) Reafirmar la autoridad suprema de don Fernando VII.
c) Consultar inmediatamente a las Intendencias del Virreinato con el fin de formar una junta general que reemplace a la provisoria.
d) Reconocerle al Cabildo la facultad de destituir a los miembros de la Junta en caso de que faltasen a sus deberes.
De acuerdo con lo dispuesto en el reglamento, los diputados del Interior no debían incorporarse a la Junta Gobernativa, sino formar un organismo separado.
Invitación al interior
Una de las primeras medidas de la Junta recién formada, fue enviar el 27 de mayo de 1810 una circular a los gobiernos provinciales pidiéndole que designaran diputados para un Congreso que se reuniría en Buenos Aires para redactar una constitución y determinar la forma de gobierno. Recordemos que la Junta pretendía, con esta convocatoria, lograr la legitimidad necesaria para regir los destinos del antiguo territorio virreinal.
Cornelio Saavedra, líder militar de la revolución, y presidente de la Junta, representaba a los sectores más tradicionales de la sociedad colonial porteña, que se conformaban con un cambio de gobierno que garantizara la libertad de comercio y que no modifique la situación social y económica que había dejado la dominación española. Claramente estaba de acuerdo con la convocatoria a los pueblos del interior, en la seguridad que encontraria en sus representantes -de claro corte conservador- el apoyo necesario a su proyecto político.
Mariano Moreno fue el motor de la revolución en marcha. Desde su cargo de secretario de la Junta impulso medidas innovadoras y trató difundir los ideales revolucionarios y sus proyectos políticos innovadores a través de La Gaceta, periódico fundado por él el 7 de Junio de 1810. representaba a los sectores más revolucionarios que querían algo más que un cambio de gobierno. Se proponía modificar la economía y la sociedad heredadas del virreinato. A diferencia de Saavedra, se oponía de manera terminante a la convocatoria de los pueblos del Interior, sabiendo que no se sumarían a su proyecto revolucionario.
Expansión y resistencia
La Revolución había triunfado en Buenos Aires pero no en todo el virreinato. En el interior los españoles conservaban su poder e influencias en varias provincias y representaban una clara amenaza para el proceso revolucionario En Córdoba se produjo un levantamiento contrarrevolucionario de ex funcionarios españoles encabezado por Liniers (héroe de la Reconquista). El movimiento fue rápidamente derrotado por las fuerzas patriotas al mando de Francisco Ortíz de Ocampo y Juan José Castelli. Liniers y sus compañeros fueron detenidos y fusilados el 26 de agosto de 1810. Córdoba fue pacificada y Juan Martín de Pueyrredón designado gobernador Intendente.
La primera victoria patriota
El ejército patriota a las órdenes de González Balcarce, con Castelli en el cargo de representante de la Junta, avanzó hacia el norte, pero al penetrar en territorio altoperuano, el enemigo lo rechazó en Cotagaita. Envalentonados por el éxito, las tropas realistas iniciaron la persecución de los criollos. Pero las fuerzas patriotas al mando de Balcarce y Castelli – que habían obtenido refuerzos- obtienen en Suipacha el 7 de Noviembre de 1810 la primera victoria frente a los españoles que les permitió avanzar hacia la rica zona minera de Potosí, ocuparla e instalar un gobierno revolucionario dirigido por Juan José Castelli.
El ejército prosiguió su avance hasta acampar en la margen sur del rio Desaguadero, donde Castelli aceptó negociar una tregua de 40 días con el jefe español Goyeneche. El armisticio no se cumplió y las tropas realistas derrotaron a las patriotas en Huaqui. Como consecuencia, las provincias del Alto Perú se perdieron definitivamente para la causa patriota.
Buenos Aires y el interior
La libertad económica impuesta por la Revolución beneficiaba a Buenos Aires que básicamente producía artículos para exportar (cuero, tasajo y sebo) y podía darse el lujo de importar todos los productos que necesitaba pero perjudicaba a las industrias del interior que no podían competir con los precios de los productos de la Revolución Industrial. De ahí que el resto del país no viviera a la revolución con el mismo entusiasmo que Buenos Aires.
La aduana de Buenos Aires se convirtió en la principal fuente de recaudación del Estado y en el centro de las disputas entre la capital y el interior. Era además una poderosa arma política desde donde podía decidirse qué productos, libros y maquinarias importadas podían llegar a las provincias.
A comienzos de junio de 1810, llegó a Buenos Aires la noticia sobre la instalación del Consejo de Regencia, en Cádiz. La Audiencia rápidamente reconoció la legalidad de aquel gobierno (representaba al Rey preso), juró fidelidad y obediencia y comunicó a las autoridades del Interior que imitaran su actitud, no sin antes ordenar a la Junta que procediera al juramento del citado Consejo. Moreno rechazó el reconocimiento y aprovechó la circunstancia para manifestar a la Audiencia el malestar con que la Junta observaba el proceder opositor de este tribunal.
Ante el curso de los sucesos, el 22 de junio la Junta citó en el Fuerte a Cisneros y a los Oidores de la Audiencia, informándoles que debían abandonar el territorio y partir hacia las Islas Canarias. La Junta pasó luego a designar a los reemplazantes de los oidores expulsados. El Cabildo se sumó a los incidentes y dispuso que si en el término de seis meses, los diputados del Interior no se sumaban a la Junta, nombrarían a una nueva. La labor contrarrevolucionaria del Cabildo no cesó, hasta que a mediados de octubre, la Junta destituyó a sus cabildantes y designó a sus reemplazantes.
El 27 de junio, al mes de la circular anterior, el gobierno de Buenos Aires envió otra circular, exhortando a funcionarios y al pueblo a reconocer a la Junta y anunciaba castigos ejemplares a los rebeldes. Era una clara respuesta a la rebelión en Córdoba y el Alto Perú y a la difícil situación en Paraguay y Montevideo.
Ya habian llegado a Buenos Aires algunos diputados. el interior acudió al llamado porteño porque compartía en parte los ideales emancipadores y democráticos y porque se había abatido a la antigua clase dominante. Pero, en general, los enviados provinciales, debido a su arraigada mentalidad colonial y su sentimiento localista, se oponían al pensamiento y a la acción de la minoría ilustrada y centralista de Buenos Aires.
El pueblo debió soportar un estado de guerra permanente a partir de 1810. Las familias se veían en serias dificultades porque la mayoría de los hombres se incorporaban a los cuerpos militares. La guerra era la prioridad de los primeros gobiernos patrios y los gastos militares se llevaban la mayor parte del presupuesto. Los soldados de los ejércitos patriotas, provenientes de los sectores populares, llevaban una vida muy sacrificada. Pasaban años sin ver a sus familias, y meses sin cobrar sus sueldos enfrentaban al enemigo arriesgando permanentemente sus vidas.
Decreto del 6 de diciembre
El 5 de Diciembre de 1810 se celebró el triunfo de Suipacha en el regimiento de Patricios. Uno de los asistentes, un poco alcoholizado, el capitán Atanasio Duarte, propuso un brindis «por el primer Rey y Emperador de América, Don Cornelio Saavedra» (jefe del regimiento) y le ofreció una corona de azúcar que adornaba una torta a doña Saturnina, la esposa de Saavedra.
Al enterarse del episodio el secretario Moreno decretó el destierro de Atanasio Duarte diciendo que «… un habitante de Buenos Aires ni ebrio ni dormido debe tener expresiones contra la libertad de su país»; prohibió todo brindis o aclamación pública a favor de cualquier funcionario y suprimió todos los honores especiales de que gozaban los miembros de la junta.
La Revolución llega al Alto Perú
El nuevo gobierno liberó a los patriotas presos, dio la libertad a los esclavos y prohibió los servicios personales de los indios como la mita y el yanaconazgo, que obligaban a los indígenas a trabajar en las minas y en las haciendas en condiciones inhumanas. Estas medidas le valdrán el agradecimiento y el apoyo de los indígenas pero la desconfianza y la enemistad de los sectores criollos más ricos del Alto Perú que, al igual que los españoles, vivían de la explotación del trabajo de los indios.
Belgrano al Paraguay
En el Paraguay el Cabildo se negó a reconocer la autoridad de Buenos Aires. La Junta decidió enviar una expedición militar al mando de Manuel Belgrano. La campaña fue muy dura y las tropas porteñas fueron derrotadas. En mayo de 1811 los paraguayos depusieron a las autoridades españolas y formaron una Junta propia, independiente tanto de España como de Buenos Aires.
Artigas
Montevideo seguía en manos de los españoles con Elío como virrey que reclamaba la soberanía sobre todo el ex-virreinato. En Enero de 1811 había arribado a Montevideo con el título de Virrey del Río de la Plata, otorgado por el Consejo de Regencia. No vaciló en declarar la guerra a la Junta de Buenos Aires, cuando ésta rechazó el sometimiento a su autoridad. Al poco tiempo, se produce en la Banda Oriental el primer movimiento organizado contra las autoridades españolas, conocido históricamente con el nombre de Grito de Asencio. Un grupo de unos 100 hombres capitaneados por Venancio Benavídez y pedro José Viera se reunió en las proximidades del arroyo Asencio (28/02/1811) y luego de proclamar el fin de la dominación española, consiguió tomar las poblaciones de Mercedes y Soriano. Tropas revolucionarias (a cargo de José Rondeau) sitiaron la ciudad contando con el inestimable apoyo de José Artigas que subleva a la población rural de la Banda Oriental formando un verdadero ejército popular. Repartió tierras entre sus paisanos e impulsó las ideas federalistas, cuestionando el poder absoluto de Buenos Aires.
Estalla el enfrentamiento entre Moreno y Saavedra
Las diferencias entre Moreno y Saavedra se hicieron evidentes en diciembre de 1810 cuando los delegados del interior propusieron integrarse a la junta y no al congreso previsto en la circular del 27. Moreno sabía que la mayoría de los diputados provinciales eran partidarios de Saavedra y que esto lo pondría en desventaja y frenaría, según su criterio su política de reformas y renunció al cargo el 18 de Diciembre de 1810.En la votación, Moreno, opuesto a la incorporación, fue derrotado y presentó su renuncia. Enviado a una misión diplomática a Londres, falleció repentinamente en viaje el 4 de marzo de 1811, a los 32 años de edad.
Obra de la Primera Junta
a) Política y social: reemplazó a los miembros de la Audiencia y del Cabildo, como también a los Alcaldes de barrio. Se ocupó de la situación social de los indios, les concedió derechos políticos y los instó a aprender un oficio.
b) Cultural: Fundó un periódico llamado La Gazeta de Buenos Ayres a través de cuyas páginas se ilustró a la población en las ideas liberales. También dispuso la creación de una biblioteca pública.
c) Militar: reorganizó al ejército, transformando los escuadrones de infanteria de milicia en siete Regimientos de veteranos y el de Blandengues se denominó Regimiento de Caballeria de la Patria.
La Junta Grande
La renuncia y posterior desaparición física de Moreno dejó el campo libre al sector saavedrista que concretó la incorporación de los diputados a la junta, formándose así la llamada Junta Grande. Dentro de ella continuaron los enfrentamientos entre los morenistas y saavedristas, liderados por el Deán Funes, diputado por Córdoba quien propuso la creación de juntas provinciales que deberían subordinarse a la Junta de Buenos Aires.
IMAGEN de expedición de Belgrano al Paraguay: De Rafunken – Trabajo propio, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2897323
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