Durante las invasiones de los pueblos bárbaros, ocurridas durante los siglos IX y X, los robos y los saqueos se repetían, al igual que los incendios de poblados y campos. Los reyes europeos, incapaces de defender a sus súbditos, se vieron obligados a delegar la defensa de las distintas regiones de sus reinos en los nobles locales, quienes aumentaron así su poderío y lograron más independencia del poder real. A partir de entonces, esos nobles comenzaron a ejercer el derecho de ban, que consistía en el derecho de mandar y castigar, de asegurar la paz y de fijar los impuestos. Así, entre la segunda mitad del siglo IX y el comienzo del siglo XI, el poder de los reyes se debilitó mientras aumentaba el de los señores locales.
Poco a poco, los reyes debieron reconocer formalmente el poder que los nobles habían ganado, otorgándoles el usufructo –es decir, el derecho de uso y explotación– de las tierras del reino que habían defendido. Estas tierras comenzaron a llamarse feudos.
Pasado el tiempo, los nobles más importantes (condes, duques y marqueses) otorgaron feudos más pequeños a nobles menos poderosos (castellanos y caballeros) mediante el mismo tipo de contrato. Así fue cobrando forma una pirámide social (la llamada pirámide feudal), en la que el rey ocupaba el punto más alto, los nobles a cargo de los feudos más grandes la franja intermedia y los nobles menos poderosos, la base. Sobre esta base se conformó el feudalismo, una forma de organización social, política y económica, basada en la fragmentación del poder y la importancia de las lealtades personales.
La sociedad feudal se basaba en la desigualdad jurídica. ¿Por qué? Porque era fruto de un sistema jerárquico en el que existían clases privilegiadas, conformadas por los nobles y los sacerdotes, y clases que carecían de privilegios, integradas por artesanos, campesinos libres y siervos. Este orden social, en el que la clase privilegiada era la menos numerosa y a la vez, la poseedora de las tierras, era defendido por la Iglesia católica, que afirmaba que lo había establecido Dios y que la pertenencia de las personas a cada clase quedaba definida desde el nacimiento. Pero, ¿cómo construyó la nobleza ese espacio de poder? ¿sobre qué bases? Recurrimos a un historiador especialista en el tema, George Duby, en Guerreros y campesinos.
En el plano económico, el feudalismo no es solo la jerarquía de las condiciones sociales que aspira a representar el esquema de los tres ordenes; es también y ante todo, sin duda; la institución señorial. La sociedad feudal se ordeno en dos clases, una de ellas, la de los señores, engloba la categoría de los eclesiásticos y la de los caballeros. Y la conciencia que esta clase adquiere de si misma hace que se considere escandaloso, si no pecado, el hecho de que un trabajador pueda elevarse por encima de su condición hasta el punto de compartir los privilegios de sacerdotes y guerreros, de vivir el ocio gracias al trabajo de otro. En los años que las estructuras feudales acabaron de implantarse, es decir en los años que siguen al milenio, es donde la iglesia y la caballería consolidan su situación señorial y a ampliar el foso, que en nivel de relaciones económicas los separaba del pueblo. El movimiento de consolidación se desarrollo en dos planos diferentes.
1) Fue reforzada la coherencia de las fortunas aristocráticas: las pertenecientes a los laicos estaban amenazadas de disolución por la acción de dos movimientos: a) el de las donaciones piadosas; y el de b) las divisiones sucesorias.
Su efecto combinado adquiría todo su vigor en el momento en el que el patrimonio pasaba de una generación a otra. Una parte pasaba a manos de la iglesia porque el difunto la entregaba para ir al cielo; y el resto según las costumbres heredadas de los germánicos, se dividía en partes iguales entre los hijos e hija. Este doble movimiento iba a pulverizar las bases territoriales de la aristocracia.
La consolidación de las fortunas de la aristocracia se vio igualmente favorecida por una lenta modificación de las estructuras de parentesco. La preocupación por contrarrestar los efectos de las divisiones sucesorias llevo a limitar la proliferación de la descendencia: la familia solo autorizaba a uno de los hijos, al mayor a contraer matrimonio legitimo; los demás siempre que fuese posible, serian destinados a las dignidades del alto clero, es decir se apoyaban en los bienes de la iglesia. Para no disminuir la importancia de la familia, dotaba a la hija de bienes mueble, lo que le quitaba el derecho sobre los raíces. La mayor parte del siglo XII aparece como un periodo de relativa estabilización de los patrimonios de la iglesia y de la caballería. Esta, hasta en sus capas superiores se mantenía en una clara posición superior a la del campesinado.
2) La superioridad de la caballería fue reforzada, en un segundo plano, por la creación de un sistema fiscal cuyo peso soportaron en exclusiva, los pobres. Esta fiscalidad no era nueva; pero fue organizada de manera diferente. Procedía directamente del poder del Ban que tenían los antiguos reyes, en el que se observan dos modificaciones fundamentales.
- a) Mientras que en la época anterior todos los hombres libres estaban sometidos a la autoridad real, con la separación de la sociedad en tres ordenes nace un nuevo concepto de libertad. El cual es el privilegio de escapar a las obligaciones deshonrosas y fiscales, en el cual se inscribe la iglesia y los caballeros que ya no sentirán la presión económica ejercida por el poder. A cambio sometió a este mismo poder a el resto de la sociedad. Confundiendo en una misma explotación a quienes descendían de hombres libres y a los descendientes de esclavos. Reunió a unos y a otros en una clase homogénea.
- b) El ejercicio del poder y el disfrute de los beneficios que este autorizaba quedaron limitados en adelante a un espacio reducido, cuyos limites exteriores se hallaban reducidos raramente a más de medio día a caballo desde el punto central. La persona que mandaba la guarnición central de cada castillo aspiraba a asumir, sobre el conjunto del territorio, las funciones de paz y justicia, es decir, las misiones propias de la realeza. Su acción de justicia y de policía era fuerte y penetrante, por cuanto era rentable. Obligaba a los campesinos a trabajar en las reparaciones de las fortificaciones, hacia pagar a los extraños, mercaderes o peregrinos que cruzaban la castellania; y a cuantos frecuentaban los mercados. Como antiguamente los reyes el era el garante de pesos y monedas y en ocasiones acuñaba moneda. Por todos los medios explotaba la autoridad que poseía, y en definitiva el poder se traducía en una red de puniciones realizada de diferentes maneras sobre los excedentes de la producción o los beneficios del comercio
El jefe de la fortaleza era el primero en beneficiarse del ahorro de los trabajadores, porque tenia la fuerza militar.
El poder de Ban fue un factor determinante en los mecanismos económicos, de dos maneras:
- a) Para recurrir a este poder fue necesario recurrir a numerosos auxiliares (sargentos, prebostes, forestales. Estos ministeriales fueron reclutados de entre los siervos mas estrechamente unidos al señor, porque se trataba de tenerlos sólidamente controlado. Pero como participaban directamente de los beneficios, puesto que percibían una parte de las tasas y de las multas, eran los agentes más virulentos de la explotación del derecho de Ban. Hacían esta explotación tan pesada como era posible y constituyan su propia fortuna sobre las rentas que les procuraba.
- b) En segundo lugar, y primero en importancia, esta explotación, llevada hasta sus ultimas consecuencias, fue muy rentable. Los agentes de la fiscalidad (los cobradores) estaban en todas partes y tenían de su parte la fuerza. ¿ a quien habrían podido quejarse quienes sufrían sus arbitrariedades? He aquí el buen funcionamiento de la maquina fiscal. Consigue quitar al campesino la mayor parte de lo que producía y no consumía y por consiguiente freno en gran medida el movimiento de ascenso económico entre los humildes. Redujo la diferencia entre los campesinos libres y los dependientes. Nivelo la condición campesina. La rebajo, y de este modo ahondo el foso que separa a esta clase de la de los señores. La clase de los señores estaba lejos de ser una clase homogénea.
Existieron tres formas distintas de explotación señorial. Que se superponían y mezclaban unas con otras.
1) Explotación domestica: entendiendo por esta designación el tipo de enajenación que ponía el cuerpo de una persona a disposición de otra. Era el residuo tenaz de la esclavitud. Los lazos de esclavitud no se habían roto, tomaron la forma de lo que llamamos comúnmente servidumbre. Ante todo el señor obtenía beneficios de su trabajo, en su casa y en sus campos y el servicio que esperaba de ellos era ilimitado. Estos campesinos ponían a disposición de la economía domestica una mano de obra permanente, cuyo coste era el de la alimentación.
Pero este tipo de dependencia podía convertirse en una fuente de recaudación. Algunos campesinos establecidos lejos de su control, mantenían esta dependencia, y este lazo no eran solo servicios en trabajo, sino en tres clases de prestaciones: el pago de un censo anual en dinero, la obligación de pagar derecho a casarse con alguien que no perteneciera a la familia del señor y la parte que este recibía de la herencia de su hombre. En este tipo de señorío, se baso hasta fines del siglo XII la explotación de todo capital territorial de alguna importancia. Redujo considerablemente el recurso de los asalariados. Por las reservas de trabajo que podía movilizar era una de las bases fundamentales del poder económico.
El feudo
2) El segundo era el señorío territorial. Este no se basaba en la posesión de seres humanos sino en la posesión de la tierra. Los ricos muy raramente cultivaban, con solo el trabajo de quienes dependían de ellos, toda la extensión de tierra que poseían. Concedían una buena parte a tenentes. Conceder la tierra equivalía a adquirir un poder: el de participar en los recursos de las familias tenientes. Esta participación no era ilimitada sino que estaba estrictamente fijada; era el cobro de una parte de la producción del manso, en productos agrícolas o en dinero.
3) El tercer tipo de explotación señorial deriva del ejercicio del derecho de Ban. Era en la practica una especie de saqueo, legitimado, organizado moderado solo por la nueva moral de la paz y por la resistencia de la solidaridad campesina. Añadamos que esta forma de explotación se acumulaba a las dos primeras y con frecuencia competía con ella. Estaba mucho más concentrada que las anteriores, solo un pequeño grupo de señores se beneficiaban de sus ventajas, que eran las más considerables. La desigual repartición del poder de Ban creo la principal distinción en el interior de la clase señorial. Por un lado están los grandes o ricos hombres, que dominan desde muy alto a través de los intermediarios que son los interpretes de las exigencias señoriales, las riendas del poder económico están en manos de estos auxiliares.
Los grandes son rentistas, y ceden una parte de su poder a quienes lo ejercen en su nombre.
Por otro lado están los demás señores, los simples caballeros, los monjes al frente de un priorato rural, y los mandatarios de los grandes. Más o menos ricos, tienen en común la característica de asumir directamente la gestión diaria de un dominio concentrado cuyas dimensiones no sobrepasan su capacidad de control. Para poder adecuar su comportamiento al de los ricos hombres cuyas cortes frecuentan se esfuerzan por acrecentar al máximo los beneficios del señorío.
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