Tras la caída del Imperio Romano de Occidente (476), donde antes había una unidad política y económica, se conformaron tres grandes centros de poder: en Europa los reinos romanogermánicos, en oriente el Imperio Bizantino y el Islam, que tras su unificación religiosa, se lanzó a una expansión territorial que amenazó a sus vecinos. Transcurría la Temprana Edad Media.
Entre los nuevos reinos formados en Europa, Suevos, alanos y vándalos, sucesivamente cayeron bajo el poder de los visigodos, quienes ocuparon España y el sur de las Galias. Los burgundios también trataron de integrar conquistadores y conquistados, pero rápidamente (al igual que los visigodos) cayeron bajo el avance de los francos, pueblo que logró asentarse en las antiguas Galias romanas (actual Francia) cuando expulsaron a los visigodos del territorio (507).
Estos reinos, en su mayoría, se organizaron como monarquías hereditarias, se hicieron cristianos, adoptaron el derecho romano y el latín se convirtió en la lengua elegida por las clases gobernantes. La Iglesia católica fue la gran transmisora de la herencia romana, facilitando la integración con la antigua población, creando un vínculo que habría de perdurar a través de los siglos.
Los francos fueron el único pueblo germano que realizó su expansión manteniendo un contacto permanente con las regiones germánicas de origen. Con el tiempo se transformaron en aliados y brazo armado del Papado. La evolución de su reino pasó por cuatro fases:
- Dinastía Merovingia (450/550). Máximo representante: Clodoveo I (rey 482/511).
- Decadencia merovingia (560/680).
- Nuevo resurgimiento con los carolingios (680/840). Máximo representante: Carlomagno (rey 768/814)
- Decadencia carolingia en el siglo IX, desmembramiento y formación de nuevos reinos.
Meroveo (411/457) inició la dinastía merovingia, que gobernaría a los francos los siguientes tres siglos. En esta dinastía se destacó Clodoveo, rey que en el año 507 se convirtió al cristianismo. Tras su muerte (511) el reino entró en decadencia. Los últimos reyes de la dinastía, llamados reyes holgazanes, delegaban el poder en funcionarios llamados mayordomos de palacio, cargo que a partir del siglo VII empezó a ser hereditario.
Uno de esos mayordomos, Carlos Martel, alcanzó gran renombre cuando detuvo la expansión musulmana en la batalla de Poitiers (732). Su hijo, Pipino el Breve, derrocó al último rey merovingio y se hizo proclamar rey de los francos, iniciando una nueva dinastía, la carolingia. El nuevo soberano, logró el apoyo del Papa Esteban II, quien lo coronó y le otorgó el derecho de la sucesión hereditaria, legitimando la nueva dinastía. A cambio, Pipino conquistó y entregó al pontífice el territorio italiano de los lombardos.
En 768 murió Pipino el Breve, a la edad de 53 años. Conforme a la tradición franca, el reino se dividió entre sus dos hijos, Carlos (26 años) y Carlomán (17 años). La relación entre los hermanos siempre fue tensa, y el destino del reino se definió con la temprana muerte de Carlomán, a los 21 años. Carlos, actuó con rapidez, y previniendo problemas sucesorios, alejó toda duda invadiendo y ocupando el que había sido territorio de su hermano, unificando el reino bajo su corona.
Carlos pasará a la historia con el nombre de Carlomagno (Carlos el grande). Su reino comprendía los actuales territorios de Francia, Bélgica, Países Bajos y parte de Alemania e Italia. Hábil estratega y militar, defendió su territorio de los ataques germanos y musulmanes, para luego iniciar un proceso de conquista y expansión que le permitió construir un poderoso imperio que comprendía casi toda Europa occidental..
Carlomagno falleció en el año 814. Fue sucedido por su hijo Ludovico Pio, tras cuya muerte el imperio se debilitó. Sus hijos se enfrentaron por el trono vacante. El acuerdo llegó en el año 843, con la firma del Tratado de Verdún, que dividió el imperio en tres Estados.
- Germania: formada por los territorios al este del río Rin, a cargo de Luis el Germánico.
- Francia: integrada por la antigua Galia, asignada a Carlos el Calvo.
- Lotaringia: comprendía una extensa franja ubicada entre los reinos de sus hermanos. Quedó a cargo de Lotario, a quien correspondió el título de Emperador.
A su muerte, sus sucesores no pudieron defender la integridad del reino que fue absorbido por los descendientes de Carlos el Calvo y Luis el Germánico. Con algunas variantes, estos reinos darían lugar, mucho tiempo después a dos actuales Estados Europeos: Francia y Alemania.