Mahoma (Mohammed, Muhammad, 570/632) fue un profeta que logró, con su prédica, la unidad política y religiosa de los pueblos árabes. Nacido en el seno de una familia pobre en La Meca, contrajo matrimonio a los 25 años con una mujer adinerada llamada Kadija. Su nueva posición social le permitió dedicarse a la meditación.
A los cuarenta años oyó la voz del Arcángel Gabriel quien le encomendó difundir su doctrina diciéndole: «predica». No iba a ser fácil. La mayoría de los habitantes de La Meca eran politeístas, y lo eran no sólo por convicción sino también por conveniencia, ya que la ciudad era lugar de peregrinación y centro comercial, generando importantes ingresos.
Durante años Mahoma criticó la idolatría de las ceremonias y las procesiones alrededor del antiguo santuario religioso de la ciudad, la Kaaba. Señalaba la falta de moral y la corrupción de sus habitantes. Poco a poco se convirtió en un personaje molesto y a la vez inofensivo, ya que sus seguidores eran apenas unas decenas.
Cuando rezaba frente a la Kaaba, con su rostro apuntando al templo de Jerusalen, se burlaban de él e incluso le lanzaban piedras. Pero él lo soportaba todo, aceptando las humillaciones por proclamar la fe de ese Dios único llamado Alá.
En 619 murió Kadija, una pérdida irreparable a la que se sumó la de su tio Abu Talib. Mahoma perdía así sus mas importantes apoyos. Tres años después (Sept. 622) fue condenado a muerte, debiendo huir de la Meca y -en compañia de 80 partidarios- refugiarse en Yatreb, ciudad que, desde ese momento pasó a llamarse Medina (ciudad del profeta). Esta huída se denomina «Hégira» y para los musulmanes es tan importante que decidieron que la era islámica debía comenzar en esa fecha.
Los adversarios del profeta estaban decididos a impedir a toda costa la huida del profeta de La Meca. Las principales familias se reunieron y confabularon para dar muerte a Mahoma, pero ninguna de ellas estaba dispuesta a aceptar sola la responsabilidad del hecho. Acordaron entonces que diez hombres jóvenes -uno por cada familia- cometerían en conjunto el asesinato clavando sus sables al profeta mientras dormía. Mahoma fue alertado y pudo huir. Al caer la noche, los diez conjurados rodearon su casa y lo descubrieron descansado envuelto en su abrigo verde. Era Alí, el sobrino de Mahoma, que ocupaba su cama ganando tiempo a la huida del profeta. Cuando el engaño fue descubierto, la víctima ya había cobrado una buena ventaja. Según la tradición, Mahoma se escondió en una cueva y una araña tejió su tela en la entrada. Cuando los perseguidores se acercaron a ella y vieron la tela intacta, renunciaron a registrarla, con lo que los fugitivos salvaron su vida.
Los habitantes de Yatreb aceptaron la nueva doctrina y, en poco tiempo, Mahoma logró gran número de seguidores (llamados musulmanes). Convencido a imponer sus ideas por la fuerza, organizó un ejército e inició una Guerra Santa contra los infieles de La Meca. Finalmente, en 632, logró apoderarse de la ciudad, destruyó los ídolos y organizó un nuevo Estado, política y religiosamente unificado en torno al profeta y al Islam.
Bibliografía consultada: Gran Enciclopedia Temática Plaza, Historia Universal II, Plaza & Janés, Barcelona, 1989, Mahoma y la hégira, pag. 15.
IMAGEN 1: Biblioteca Nacional de París, en Ibañez. J. C., Historia 1, Troquel, Bs. As., 1980, pág. 303.
IMAGEN 2: La Kaaba es una construcción sin ventanas cubierta de un paño negro en cuya esquina oriental se encuentra la Piedra Negra, venerada desde tiempos remotos. Gran Enciclopedia Temática Plaza, Historia Universal II, Plaza & Janés, Barcelona, 1989, pág. 14.