Los propios griegos se sintieron, de un modo simple y natural, diferentes de los otros pueblos por ellos conocidos, por lo menos los del período clásico, quienes dividían a la familia humana en helenos y bárbaros. Esto no implicaba necesariamente menosprecio. Muchos griegos admiraban el código moral de los persas y la sabiduría de los egipcios.
Sin embargo, esos pueblos eran bárbaroi, extranjeros, y fueron agrupados con los tracios, los escitas y otros semejantes; significaba que no vivían como griegos y que tampoco pensaban como éstos. La actitud ante la vida parecía ser distinta.
Señalemos al pasar que otra raza había hecho esta tajante división entre ella y los demás extranjeros. Nos referimos a los hebreos. He aquí dos razas, cada una con plena conciencia de ser distinta de sus vecinos, dos razas que no vivían muy lejos una de otra y que, sin embargo, se ignoraron casi por completo y no se influyeron entre sí hasta el período siguiente a las conquistas de Alejandro. La fusión de lo que ambas culturas tenían de más característico –el sentimiento religioso de los hebreos con la razón y el humanismo de los griegos- fue lo que constituyó la base de la cultura europea posterior. La experiencia de cada generación moría con ella, lo que afina, preserva y amplia la experiencia de un pueblo es la literatura. Antes de los griegos, los hebreos ya habían elaborado una poesía religiosa; pero la literatura en todas sus formas conocidas (excepto la novela) fue creada y perfeccionada por los griegos. La poesía épica, la historia y el drama, la filosofía en sus distintas ramas, desde la metafísica hasta la economía política, la matemática y muchas ciencias naturales empiezan con ellos.
El griego era gobernado por la Ley, una ley conocida que respetaba la justicia. Si su estado era una democracia integral el ciudadano participaba en la administración pública. El gobierno arbitrario constituía una ofensa que lo hería en lo más íntimo. Pero hay algo más. Existían otros bárbaroi además de los que vivían bajo el despotismo oriental. ¿Qué era lo que los diferenciaba?. Los griegos habían desarrollado una forma de comunidad que grosera y erróneamente traducimos por “ciudad – estado”. La polis estimulaba y satisfacía a la vez los más elevados instintos y aptitudes del hombre.
LA FORMACIÓN DEL PUEBLO GRIEGO
El griego es un miembro de la familia de las lenguas indoeuropeas, junto con el latín, el sánscrito y las lenguas célticas y germánicas. Estas lenguas fueron llevadas por migraciones desde algún lugar de Europa central hacia el sudeste, hacia Persia y la India.
Los propios griegos creían en una primitiva población no helénica, a la que consideraban pelásgica, cuyos sobrevivientes se conservaban puros en los tiempos clásicos y hablaban en su propio idioma. Herodoto se interesó también en el origen de los griegos. Al referirse a las dos ramas principales del posterior pueblo griego, los jónicos y los dorios, afirma que los jónicos eran de ascendencia pelásgica. Y así, para distinguirlos de los jónicos, llama a los dorios “helénicos”. Si pudiésemos confiar en las tradiciones, una raza indígena no helénica habitaba el Ática y el Peloponeso. En un momento, imposible de determinar, unos pueblos que hablaban griego procedentes del distante norte emigraron a esta región e impusieron su idioma a aquellos. No fue ésta una irrupción repentina y catastrófica. Es imposible determinar la fecha de estas migraciones; sin embargo, puede establecerse un límite inferior. Seguramente estos griegos dorios de alrededor de 1100 a. de C. no fueron los portadores de la lengua griega a Grecia, puesto que fueron precedidos por los griegos aqueos.
Con respecto a la antiquísima civilización creto micénica, que era un confuso recuerdo para los griegos de la historia y una mera fantasía para sus abuelos; cronológicamente comienza en la edad neolítica, alrededor del año 4000 a. de C. Alcanzó la Edad de bronce hacia el año 2800 y posteriormente florece, con períodos de gran esplendor, alternando con épocas de relativo estancamiento, hasta que, a la postre, Cnosos es saqueada y destruida alrededor de 1400. Geográficamente, se inicia en Cnosos, se extiende a otros lugares de Creta; luego en forma gradual a las Islas del Egeo y a muchas partes no sólo de la Grecia meridional y central sino de las costas de Asia Menor y hasta de Palestina. A partir de 1600 algunas zonas del continente griego comienzan a rivalizar con la propia Cnosos como centros de civilización y después de la destrucción de esta ciudad se convierten en sus herederas: entre estas la principal es Micenas; de aquí que a esta tardía rama de la antigua cultura minoica o egea se la conozca por civilización micénica.
¿Quiénes eran estos hombres de la cultura micénica? ¿Eran artistas que abandonaron una Creta en decadencia y se establecieron entre los helenos? ¿O bien estamos (lo que parece más probable) ante una población predominantemente no griega, ya muy influida por Creta y semejante al pueblo cretense, pero dominada por una aristocracia griega de aurigas recién llegados?.
Las armas aqueas de hierro habían demostrado ser superiores a las micénicas de bronce, pero en general la cultura micénica era más elevada. ¿Cuándo llegaron los aqueos?. Cnosos fue destruida, seguramente por invasores de ultramar, hacia 1400, todo esto sugiere dilatados disturbios durante los siglos XV y XIV, circunstancias en las que un pueblo llamado aqueo toma la primacía. Pero todas las dinastías aqueas fundadas durante el siglo XIII sucumbieron y la decadente Edad Micénica llegó a su fin, al concluir el siglo XII. Otros conquistadores, los dorios, bajaron de la Grecia septentrional y central. Esta vez no se trataba de aventureros prósperos, sino de un destructor alud de hombres, que terminó súbitamente con una larga civilización e inició una Edad Oscura, tres siglos de caos, después de la cual empieza a surgir la Grecia clásica. Los jónicos buscaron refugio al otro lado del mar (con excepción de los atenienses) y los aqueos “de cabellos rojizos” –junto con los dorios- fueron absorbidos por el tipo de cabello oscuro que produce Grecia.
Se pone de relieve un punto importante: que el arte de la Grecia clásica no era una creación totalmente nueva, sino más bien un renacimiento, en condiciones muy diferentes y de índole muy diversa. Ahora bien, si comparamos el arte de la Grecia clásica con el arte minoico o egeo, hallamos una significativa diferencia. Lo mejor del arte minoico posee todas las cualidades que el arte puede tener, menos su consumado intelectualismo. El arte griego obtuvo algunos de sus triunfos más brillantes en la más rigurosa y seria de todas sus expresiones: la escultura de gran tamaño; y no es casual que entre las obras pertenecientes a la cultura minoica sólo se hayan encontrado obras pequeñas. El arte griego es serio y reflexivo, el arte minoico es brillante, sensitivo, elegante, alegre pero no “intelectual”.
Grecia y los indoeuropeos
Al comenzar el milenio II a. de C., pueblos del grupo indoeuropeo invadieron las costas del Mediterráneo. Con esta migración llegaron a Grecia los aqueos, jonios y eolios quienes con el aporte de la superior cultura cretense, originaron la civilización creto – micénica. Esta denominación proviene de su doble origen: Creta y Micenas (ciudad fundada en el continente por los aqueos). Posteriormente habría de sufrir el asalto de los aqueos; sus palacios fueron destruidos y perdió su independencia.
Alrededor del siglo XII a. de C. otra oleada de invasores indoeuropeos, dotados de armas de hierro, penetró en el Mediterráneo oriental. A este grupo pertenecían los dorios, quienes se instalaron violentamente en Grecia sometiendo o desplazando parcialmente a los aqueos, jonios, eolios y mediterráneos. Los pueblos vencidos se trasladaron en numerosos grupos a las costas del Asia Menor y allí crearon importantes focos culturales muy superiores a los de la Grecia europea, arrasada por la barbarie de los últimos invasores.
La migración dórica, comienzo de la Edad Media griega
Antes del 1200 a. de C. comienza en la zona del mediterráneo la época de la “gran migración”. En la historia de la civilización, la gran migración constituye una línea divisoria decisiva entre las edades de bronce y del hierro, que sobreviene más o menos por la misma época en el conjunto de la zona del Egeo.
Este movimiento de pueblos, que procedían del norte, de las llanuras húngaras, movilizó primordialmente a la población Indo – germánica de los ilirios, los cuales a su vez empujaron a los tracios hacia el este, en dirección al Asia Menor. La presión afectó también a los dorios, que habitaban el norte de Grecia, y a otras tribus indogermánicas del noroeste que asimismo se dispusieron a emigrar. La “gran migración griega de los pueblos” denominada por aquellos también “migración dórica”, provocó una completa remodelación de la situación de Grecia septentrional, central y meridional y destruyó los centros de la cultura micénica, cuya decadencia se había iniciado bastante tiempo atrás.
Los griegos del noroeste y los dorios, con armas de hierro y montados a caballo –con lo cual superaban el arte de la guerra imperante- empujaron a la antigua población aquea, se fundieron con ella o la sometieron. Se configuró así una nueva estructuración étnica. En el sur y el este del Peloponeso los dorios se consolidaron como nuevos dominadores, en la Grecia septentrional los griegos del noroeste se impusieron a la población eolia que habitaba la región y los griegos jonios fueron recluidos parcialmente en la península del Ática.
Los propios Dorios ocuparon las Cícladas del sur, poniendo asimismo a Creta bajo su soberanía. La época comprendida entre 1100 y 800 a. de C., puede considerarse como de transición, con lo que se evidencia el grado de pobreza material y espiritual si se la compara con los siglos de la “cultura micénica”. Sin embargo no debe olvidarse que las poblaciones griegas que iniciaron la invasión a partir de 1200 a. de C. tenían una cultura y civilización más atrasadas que los pueblos que encontraron en el espacio comprendido entre la Grecia central y meridional.
Epoca arcaica
Entre las grandes creaciones de la “edad media” griega o de la “época arcaica” –es decir, de hacia 1000/500 a. de C. (según otras opiniones, 700/510 a. de C.)- se encuentran el descubrimiento de una escritura fonética completa y los poemas de Homero (795-725 a. de C.). Los griegos de la “época micénica” usaban la escritura minoica (cretense), que, sin embargo, conocían pocas personas. Entre los siglos X y VIII a. de C. (según otras opiniones, en 698 a. de C.) quedó establecido un idioma propio con arreglo a los sonidos. Una mente genial adaptó el alfabeto fenicio, que sólo contenía consonantes, a las necesidades de la lengua griega. Así introdujeron las vocales A,E,I y O.
De los siglos VIII y VII a. de C. proceden también los poemas homéricos. La autoría y la ordenación cronológica de estos poemas están sujetos a discusión desde hace dos siglos. Sin duda, tanto la Ilíada como la Odisea tuvieron precedentes que fueron cantados por rapsodas. A partir de la elaboración y la expansión general de sus poemas, Homero se convirtió en una especie de vínculo entre los griegos, a menudo divididos por trágicas contraposiciones. Estos poemas ejercieron también una amplia y duradera influencia en las concepciones religiosas de los griegos.
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