Durante la primera mitad del siglo XIX el término prehistoria aparece como independiente del estudio del pasado del hombre. En realidad, la historia, en el sentido estricto, significa para nosotros, en el habla común, historia escrita. Al hablar de prehistoria nos referimos a la historia anterior a la escrita.
En el mundo de la historia alemana del siglo XVI, el pasado del hombre o historia universal se subdividía de acuerdo con los cuatro imperios mundiales, es decir, asiria, Persia, Grecia y Roma, esto es lo que se conoce como el Sistema de las cuatro Monarquías. Quienes introdujeron la idea de historia antigua, medieval y moderna, fueron los filólogos y no los historiadores (1736).
A mediados del siglo XIX se añadió una cuarta división: la prehistoria.
El material que utiliza el prehistoriador no está escrito. Son los restos remotos del pasado del hombre; instrumentos, armas, casas, templos, pinturas, granjas, campos, tumbas, fuentes; en una palabra, todo el material arqueológico. El prehistoriador ha de ser constantemente un arqueólogo; y tanto más cuanto que, con frecuencia, la frase arqueología prehistórica se utiliza como sinónimo de prehistoria.
Existe, sin embargo, una diferencia esencial entre prehistoria y arqueología. Un arqueólogo es la persona que estudia los restos materiales del pasado con el fin de arrancarles los hechos de la historia; puede trabajar en cualquier período, la arqueología comenzaba allí donde acaba el recuerdo vivo.
La prehistoria real comienza con hombres empeñados en comprender el pasado prehistórico del hombre a través de los restos materiales que habían sobrevivido al pasado. Pero, naturalmente, mucho antes de que naciese la arqueología prehistórica, ya existía una especulación acerca de la prehistoria del hombre y de sus comienzos y desarrollo anteriores al testimonio escrito.
El descubrimiento del hombre primitivo
Los fósiles encontrados eran de dos tipos: fósiles físicos, es decir, restos reales del hombre primitivo, y fósiles culturales, es decir, restos de instrumentos hechos y utilizados por el hombre.
Pero en realidad se necesitó que pasase mucho tiempo antes de que se aceptase la idea de que los instrumentos de piedra eran en realidad artefactos del hombre primitivo.
Una vez aceptada la antigüedad del hombre, surgía la prehistoria, el primer estadio de la historia del hombre, otro diluvio había barrido a los catastrofistas, el de las pruebas que, desde el sur de Francia hasta el Somme y de Lieja a Bretaña, habían demostrado que el hombre era realmente prediluviano y que los 6000 años transcurridos desde el 4004 a. de J.C. hasta nuestros días no podían dar cabida a la prehistoria que lentamente se iba revelando gracias a los restos arqueológicos.
Las tres edades del hombre
En 1816 Christian Jurgensen Thomsen fue nombrado secretario de un comité real instituido “para la preservación y colección de antigüedades nacionales” y primer conservador del museo nacional. La primera tarea de Thomsen fue ordenar el número creciente de colecciones de algún modo; lo hizo clasificándolas en tres edades: de piedra, de bronce y de hierro. Esta idea, de tres edades tecnológicas en el pasado cultural del hombre, se usó poco después en Suecia y en Alemania.
Los arqueólogos comenzaron a darse cuenta de que los utensilios que habían caracterizado a la edad de Piedra de Thomsen eran distintos de los hallados en los depósitos del Somme y en las cuevas de Devon; entonces comenzaron a pensar a base de dos edades de piedra, una primera de piedras talladas, y otra posterior, de piedras pulimentadas.
Un inglés, Sir John Lubbock (más tarde lord Avebury), acuñó los términos Paleolítico y Neolítico para estas dos edades sucesivas.
EVOLUCIONISMO. Distingue 3 grandes etapas en la evolución cultural |
1) NIVEL INORGÁNICO |
2) NIVEL ORGÁNICO |
3) NIVEL SUPRAORGÁNICO |
Esta subdivisión plantea dos problemas, el primero tiene que ver en el paso entre el nivel inorgánico y el orgánico, se trata del origen de la vida y de las relaciones de los seres vivos con un sustrato inorgánico químico, el otro problema es la conexión del nivel orgánico con la evolución psíquica y cultural.
El hombre concreto constituye esta frontera y el problema se plantea al nivel de la pertenencia de éste al campo de acción de la evolución orgánica o biológica en cuanto animal y a la acción de la evolución psíquica y social como ser pensante o cultural.
EL DESARROLLO DE LA GEOLOGÍA
El último cuarto del siglo XVIII fue testigo del nacimiento de la geología como ciencia; este período presenció una gran escisión entre los que insistían en interpretar el testimonio de las rocas de acuerdo con el Génesis y los que, preferían hacerlo a base de los fenómenos naturales del momento.
Jorge Cuvier (1769-1832), catastrofista, mantenía que el testimonio de las rocas solamente podría interpretarse dando por supuesta la existencia de una serie de grandes catástrofes, y que el diluvio de Noé, no era más que el testimonio de una de ellas. El hombre de las catástrofes creía en series de revoluciones geológicas. Sus discípulos y alumnos, Brongniaert y D’Orbigny continuaron sus trabajos.
Pero de un modo gradual comenzó a surgir con mayor fuerza una potente oposición a los catastrofistas y a los defensores del diluvio. James Hutton (1726-1797) sostuvo que la mayor parte de la tierra emergida había estado en algún momento bajo los mares, pero que se había formado de un modo normal, es de cir, no catastrófico.
Este fue el inicio real de la doctrina de las causas y los efectos. William Smith no sólo asignó edades relativas a las rocas gracias a sus contenidos en fósiles, sino que también defendió la existencia de una acumulación ordenada de estratos durante un largo período. Pero fue Charles Lyell el que demostró la causa de los fluvialistas en contra de los defensores del diluvio. El título de su obra proporciona en sí mismo una definicion de la doctrina; el título completo era: “Principios de la geología, por medio de los cuales se intenta explicar los anteriores cambios de la superficie terrestre según las causas hoy día en acción.
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