por Alejandro H. Justiparán
Todos los golpes militares que asolaron a nuestro país, han tenido como factor en común el justificar su accionar en “defensa de las instituciones republicanas”. Flaco favor le han hecho a la república que alguna vez juraron defender. De todas maneras, el como justifiquen tamañas aberraciones, no es lo importante. Lo preocupante es como esas falaces argumentaciones prenden en el inconciente colectivo. Tiene razón Dolina cuando dice que “la derecha se adueñó del sentido común”. Porque para que personajes como Anibal Posse o Hugo Bolcati digan lo que piensan, evidentemente se debe a que están convencidos que “ha llegado la hora” –no la de la espada- pero sí la de encabezar e interpretar al mal humor popular que ya no soporta ni tolera a este gobierno “troscoleninista” (sic).
¿Cómo puede ser que se soslaye el nombramiento de un funcionario público (en este caso ministro de Educación, ni más ni menos) que ha sido funcionario de la dictadura, del menemismo y que reivindica el terrorismo de Estado? ¿No hemos aprendido nada?. Hoy la clase media teflonera sostiene que el que mata debe morir. ¿Y el que reprime? ¿Y el que tortura, veja y viola? ¿Y el que se apropia de recién nacidos?. Porque estos personajes se atribuyen hablar en “nombre de la gente”, como Mirtha, Susana o Tinelli, entre tantos. ¿De que gente estamos hablando?.
¿Será la gente que cree que Macri es un ingenuo incomprendido al que no dejan gobernar.? Recurro una vez más a José P. Feinmann: “(…) si Macri pone al fino Palacios y a Abel Posse es porque los elige. Y si los elige es porque son fascistas. Y si alguien elige fascistas para que lo acompañen es porque con ellos está cómodo. Y si lo está es porque con la democracia se siente mal, se siente atado. Y los que todavía no se dieron cuenta es porque son tan fascistas como él. La cuestión no es Posse: es Macri.”