Durante alrededor de trescientos años, el imperio español, sometió y explotó a los originarios habitantes y legítimos dueños de estas tierras, también sojuzgó, discriminó y negó derechos a quienes nacieron en este suelo. El rey de España era nuestra máxima autoridad, el que decidía nuestro destino, para bien o para mal. Decidía con quien comerciábamos, qué producíamos, que región se veía beneficiada por la apertura de un puerto y cual era destinada a la marginalidad por su falta de riquezas. Funcionarios españoles ocupaban los más importantes cargos en el gobierno, en la iglesia, en el ejército, en la sociedad toda.
Pero este mundo, que parecía eterno e inconmovible, comenzó a resquebrajarse desde sus mismos cimientos, cuando conceptos como libertad e igualdad abandonaron las frías letras del papel para ganar un lugar en el corazón del pueblo, que lo hizo suyo y lo elevó como bandera.
Hace ya 201 años, en las tierras del Virreinato del Río de la Plata, un grupo de patriotas sintió que ya era hora de terminar con siglos de opresión. No todos pensaban igual, no todos compartían los mismos métodos. Algunos, los más revolucionarios querían cortar todo vínculo existente con España, otros, más moderados, entendían que todo cambio debía ser paulatino, meditado y medido. Para ello se organizaron y discutieron, pero siempre en la búsqueda de acuerdos, que se vieron reflejados en el acta del 25 de mayo, en la que se conforma el primer gobierno patrio, pero todavía a nombre de Fernando VII, el rey español preso a manos de Napoleón.
Por primera vez los hijos de estas tierras manejaban los hilos de su futuro, por primera vez, el pueblo había descubierto que tenía voz y más aún, que era dueño de su propio porvenir.
La Revolución de Mayo no significó la independencia de nuestro país, tampoco la solución a todos los problemas existentes, pero significó el nacimiento de nuestra patria, y hoy nos debe llenar de orgullo el recordar lo que hicieron estos hombres, que lo arriesgaron todo, que lo perdieron todo y que pocos años más tarde fallecieron sin el reconocimiento de su esfuerzo y sacrificio.
La revolución de mayo, inició un proceso que culminaría seis años más tarde en Tucumán, cuando se declaro nuestra independencia. En aquellos hombres que integraron nuestro primer gobierno patrio podemos encontrar muchos ejemplos de conducta, de integridad y de lucidez que hoy tanto nos hacen falta.
Por eso hoy los recordamos, para conocerlos mejor, para no olvidarlos, para rendir justicia a su memoria. Podés conocerlos mejor a través de estas páginas, “en primera persona”, te invito.