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JOSE GERVASIO ARTIGAS y LA REVOLUCIÓN en la BANDA ORIENTAL

Posted by on 31 mayo, 2011

por Marcelo Musa

En la Banda Oriental (el actual Uruguay) la revolución estalló el 28 de febrero de 1811, cuando dos criollos de Asencio, Pedro Viera y Venancio Benavides, convocaron al resto de los vecinos a luchar contra los realistas y a apoyar a la Revolución de Mayo. A este hecho se lo conoce como Grito de Asencio. Poco después, se sumó al movimiento revolucionario José Gervasio Artigas, un capitán criollo que abandonó el bando realista y que ofreció sus servicios al gobierno de Buenos Aires. Con su ayuda, Artigas reclutó un ejército revolucionario que avanzó sobre Montevideo. En el camino se produjo la batalla de las Piedras, durante la cual las fuerzas dirigidas por Artigas vencieron a un ejército español que intentó cortarles el paso. Después de esta victoria, las fuerzas orientales y refuerzos enviados desde Buenos Aires sitiaron Montevideo.

Los realistas llamaron en su ayuda a los portugueses, cuyo rey tenía una esposa que era hermana de Fernando VII. La irrupción de los portugueses atemorizó al Primer Triunvirato, que firmó con los realistas el llamado Armisticio de Octubre. Este acuerdo, que fue firmado por Buenos Aires sin consultar al pueblo oriental, estableció el levantamiento del sitio de Montevideo y la retirada de las tropas portuguesas.

Los orientales, que se sintieron traicionados por Buenos Aires, resolvieron nombrar a Artigas como jefe de la revolución local. Éste resolvió dirigirse a las costas del río Uruguay para reorganizar sus fuerzas. Sin que nadie se lo pidiera, miles de personas, incluso mujeres, niños y ancianos, abandonaron sus casas y sus tierras y marcharon detrás de su jefe. A este sacrificio se lo conoce como Éxodo del pueblo oriental.

La llegada al poder del Segundo Triunvirato, la reanudación del sitio de Montevideo y la convocatoria a una asamblea general constituyente mejoraron las relaciones con  Buenos Aires. Artigas convocó entonces al llamado Congreso de Tres Cruces, que eligió a los representantes orientales y redactó las instrucciones que esos representantes debían llevar a la asamblea. Esas instrucciones preveían la declaración de la independencia, la organización de un sistema político confederal similar al utilizado por los estadounidenses entre 1776 y 1787 y el establecimiento de la capital de las Provincias Unidas del Río de la Plata en una ciudad que no fuera Buenos Aires. Esas instrucciones no fueron del agrado de la mayoría de los diputados, que eran partidarios de instalar en Buenos Aires un gobierno central con amplios poderes. Para evitar que las ideas propuestas por los representantes enviados por Artigas se discutieran abiertamente, los diputados porteños impulsaron el rechazo de los representantes de la Banda Oriental. Para justificar esa expulsión alegaron que habían sido elegidos siguiendo normas que no eran las que establecía el decreto de convocatoria que había emitido el Segundo Triunvirato.

La formación de la Liga de los Pueblos Libres

Luego del rechazo de los diputados orientales, Artigas decidió abandonar el segundo sitio de Montevideo. Esta decisión provocó la reacción de Buenos Aires, que lo declaró traidor y enemigo de la patria. Poco después, el ejército porteño logró vencer la resistencia de Montevideo, que se rindió en junio de 1814. La ciudad estuvo bajo el dominio de las fuerzas directoriales hasta febrero de 1815, cuando fue recuperada por tropas orientales.

A partir de entonces, Artigas, establecido en el campamento de Purificación, dedicó todas sus energías a conformar una liga o confederación que en 1815 integró a la Provincia Oriental, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe, las Misiones y por un breve período a Córdoba. Reunidos en el llamado Congreso de Oriente, los representantes de estas provincias se opusieron al centralismo porteño, nombraron a Artigas Protector de los Pueblos Libres y adoptaron como divisa la bandera creada por Belgrano con el agregado de una franja diagonal de color rojo. También se acordó que cada provincia mantenía su propio gobierno y se gobernaba por sus propias leyes, aunque se esperaba que en el futuro crearan un gobierno central que adoptara políticas comunes.

La tierra para los desposeídos

Una de las medidas más importantes tomadas por Artigas en esta etapa fue la sanción, en septiembre de 1815, del “Reglamento Provisorio para el fomento de la campaña y la seguridad de los hacendados”. Este documento buscaba solucionar cuatro grandes problemas: la injusta distribución de la tierra, el estado de abandono en el que se encontraban muchas estancias, la inseguridad  que había en las áreas rurales y la matanza indiscriminada del ganado vacuno.

Para reparar las desigualdades, el Reglamento Provisorio dispuso el reparto de las tierras de los realistas y de las estancias que habían sido entregadas por los funcionarios españoles a partir de 1810. Los beneficiados por estos repartos fueron los negros y mulatos libres, los indígenas y los criollos pobres. Entre ellos tenían preferencia las viudas con hijos sobre los casados, y éstos sobre los solteros. Las tierras repartidas no podían ser vendidas y quienes las recibían tenían la obligación de poblarlas con ganado y de edificar un rancho y dos corrales en el plazo de dos meses. Caso contrario, perdían el beneficio otorgado.

Para imponer el orden en la campaña, el Reglamento creó una policía rural, ordenó marcar el ganado, prohibió las faenas clandestinas y estableció la obligación de poseer una papeleta que demostrara que se tenían un trabajo fijo.

El fin del protectorado de Artigas

En agosto de 1816, los portugueses, con la complicidad del Directorio, invadieron la Banda Oriental. Ante la enorme superioridad de las fuerzas invasoras, el ejército oriental sufrió derrota tras derrota, hasta que los lusitanos entraron en Montevideo en enero de 1817. La pérdida de este puerto, sumada a la de Maldonado, dejó sin comercio exterior a la Provincia Oriental y llevó a la quiebra de la Liga de los Pueblos Libres, que comenzó a disgregarse. El punto final de esta larga agonía fue la batalla de Tacuarembó, que enero de 1820 marcó la derrota definitiva de las fuerzas artiguistas.

Conocida esa derrota, López y Ramírez, que acaban de vencer a las fuerzas del Directorio en la batalla de Cepeda, firmaron con los porteños el Tratado del Pilar, que desconoció la conducción de Artigas. Derrotado, traicionado y rodeado de unos pocos fieles, en septiembre de 1820, el protector de los pueblos libres cruzó el Paraná y se internó en el Paraguay, para nunca más volver. Alejado de la vida política rioplatense, pasó allí los siguientes treinta años de su vida. Murió en 1850.

Imagen: http://www.diasdehistoria.com.ar/content/realzan-la-figura-de-artigas-ligada-la-historia-de-corrientes?page=1

 

 

 

 

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