Ya hemos reflexionado acerca de esta fecha iniciática de nuestra historia, la que nos enseña que, un 9 de julio de 1816, en uno de los peores momentos de la emancipación americana, con Simón Bolívar derrotado, con fuerzas realistas que apenas podían ser contenidas por las guerrillas de Güemes y con Fernando VII nuevamente en el trono de España, el Congreso convocado en la ciudad de Tucumán proclamó la existencia de una nueva nación, las “Provincias Unidas en Sud América”, libre e independiente de España y de cualquier otra potencia extranjera. Fue un gran compromiso, el rechazo valiente de una realidad adversa, un acto de coraje.
Cada uno de esos hombres fue una personalidad al servicio de la patria, del bien común, del esfuerzo conjunto. Fueron hombres señalados en su comunidad por su profunda adhesión a la causa americana. Hombres de voluntad sensata, férrea, de perseverancia incansable, quienes arriesgándolo todo, sumando esfuerzos, buscaron la afirmación jurídica que colocó al país en el marco de las naciones soberanas del mundo.
Hoy nos parece un hecho lejano, ajeno. Cuando escuchamos frases como: “Romper las cadenas de la opresión”; ”’Formar una nueva y gloriosa Nación”, nos parecen expresiones grandilocuentes, hasta exageradas. En 1816 eran parte de la realidad cotidiana, de los desafíos que se planteaba una dirigencia política muy joven que, con audacia, asumía grandes riesgos. Ser independientes en 1816 significaba iniciar un camino nuevo, desconocido, incierto.
Nuestro desafío hoy es el de preguntarnos acerca de su verdadero significado. ¿Qué significa ser independientes hoy? ¿Basta con portar una bandera, cantar un himno y figurar en el mapa con un nombre propio?.
Sin duda que no. Ser independientes hoy debería significar que, como ciudadanos, asumamos el desafío -conscientes de nuestras limitaciones y de nuestros errores- de construir juntos, día a día, un país que merezca ser vivido y no empeñarnos en alimentarnos de los frutos amargos de la mediocridad y del desgano. Debemos crear en nosotros la convicción de que el desafío es posible. Que la solución también esta dentro de cada uno de nosotros.
El día que los valores de justicia, libertad, igualdad, y trabajo reemplacen a lo superficial y lo urgente. El día que nos rebelemos ante la pobreza, la marginalidad, el hambre y la falta de justicia, y reconozcamos en la educación al espacio donde deben gestarse los cambios, seremos nuevamente independientes. Y ese cambio, fruto del trabajo, del esfuerzo y de la toma de conciencia, tendrá que pasar inevitablemente por aulas como las nuestras. Si esto no ocurre, una vez mas, la patria carecerá de contenidos, será apenas un lugar, y nosotros, seremos los protagonistas que no supimos estar a la altura de nuestra historia, aquella que forjaron los patriotas de 1816.
7 Responses to DIA DE LA INDEPENDENCIA, el 9 de julio de 1816.