Osvaldo Bayer, desde Alemania y en la contratapa de Página 12, reproduce la visión de la agricultura argentina desde la óptica del experto alemán Wolfgang Kunath, quien le ha dedicado una página entera –en el diario Frankfurter Rundschau– a su estudio “El boom de la soja en la Argentina”. Comienza el trabajo nada menos que con esta frase: “Los agricultores que antes apenas podían sostenerse arriendan ahora sus campos y se van a jugar al golf. El boom de la soja lo hace posible. La vida en el campo argentino cambia radicalmente: las víctimas son las pequeñas poblaciones y las chacras que quedan vacías. Y desaparecen los ganados y los bosques y por supuesto, también el empleo”. Describe lo que ve en su viaje: “Ventanas clausuradas, galpones abandonados, molinos que ya no funcionan” pero “la fructífera pampa es escenario de un espectacular milagro económico. Casi 23 mil millones de dólares ganó Argentina por la exportación de cereal”. Esto reduce el trabajo “ya que nueve días de trabajo, en seis meses, bastan para cultivar 150 hectáreas de tierra”. Un regalo para los propietarios de la tierra y un corte de manga para el trabajador agrícola.
“Tres días para la siembra, seis meses después, tres días para la cosecha y entremedio, tres días para regar tres veces.” Por 150 hectáreas se ganan 4000 euros por mes. Mucho por no hacer nada”, es la alegre conclusión. Claro, todo esto cuesta futuro. Sabemos muy bien los estudios que se han realizado acerca de lo nefasta que resulta la soja para la ecología de los campos. Principalmente en la tala de los bosques, porque toda la tierra tiene que dar ganancias, por eso, soja, soja, soja.
Sí, el mundo necesita otras normas. Ya ha llegado la hora de decir basta al capitalismo salvaje y comenzar a administrar para el futuro. Saber repartir para terminar con las violencias sociales y al mismo tiempo cuidar la naturaleza.
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