Rosa de Luxemburgo en un acto político en Alemania (1907)
En la última etapa de la Primer Guerra Mundial, Alemania inició una gran ofensiva en el frente occidental que fue detenida por un contraataque aliado conducido por el general francés Ferdinand Foch y apoyado por el arribo de tropas estadounidenses. En la segunda batalla del Marne, la derrota alemana fue aplastante. El 29 de septiembre de 1918, el general Ludendorff informó a los líderes alemanes que la guerra se había perdido. El emperador Guillermo II se vió obligado a capitular mientras las fuerzas conservadoras se disolvían y los socialistas anunciaban el establecimiento de una república.
Tras la guerra, Rusia, Alemania y el Imperio Austrohúngaro experimentaron revoluciones políticas. Particularmente en Alemania, motines y manifestaciones masivas (Revolución de Noviembre) se reprodujeron en noviembre de 1918. En ese estado de caos, sólo los socialdemócratas tenían la organización necesaria para la toma del poder. Una parte importante de ellos, se manifestaba a favor del establecimiento de una democracia parlamentaria, etapa gradual hacia la construcción de una democracia social y posterior eliminación del sistema capitalista. Sin embargo, una minoría radicalizada de socialistas alemanes, que habían conformado el Partido Socialdemócrata Independiente, favorecieron una revolución social inmediata en 1918.
Sus líderes eran Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo, creadores en diciembre de 1918, del Partido Comunista Alemán. Así, dos gobiernos paralelos se establecieron enla Alemania de la posguerra: la República Parlamentaria (proclamada por la mayoría socialdemócrata) yla República Socialista revolucionaria, establecida por el grupo más radicalizado.
A diferencia de lo ocurrido en Rusia –donde los bolcheviques tomaron el poder- los radicales alemanes no pudieron lograr el control del gobierno. En enero de 1919, tras un intento en Berlín, mediante el llamado a una huelga general y a un intento revolucionario comunista, Friedich Ebert y el grupo socialista moderado, recurrieron al ejército para aplastar la intentona revolucionaria. La represión militar empleó artillería, carros de combate y aviones, Liebknecht y Luxemburgo fueron brutalmente asesinados. Bremen, Hamburgo, Baviera y el Ruhr, fueron escenarios del esfuerzo supremo revolucionario, sofocados por nuevas masacres.
En ese mismo año de 1919, en la ciudad de Weimar, se sancionó la constitución de la República, que combinaba la tradición alemana de un poder ejecutivo fuerte con un régimen parlamentario de contrapeso. La república alemana se había salvado, pero los sucesos de enero engendraron un profundo temor hacia el comunismo entre los alemanes de clase media. Miedo que posteriormente sería hábilmente manipulado por Adolfo Hitler…
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