El gobierno de Miguel Juarez Celman tenía los días contados y ni siquiera lo sospechaba. Desde mediados de 1889 había comenzado a gestarse una creciente oposición al régimen oligárquico, basado en el fraude y la exclusión política de la mayoría de la población. El detonante había sido una fuerte crisis económica fundamentada en una fuerte devaluación del peso. Un mitín en el local del Jardín Florida que supo reunir a jóvenes universitarios y a viejos políticos de prestigio guiados por una figura excepcional, la de don Leandro N, Alem fue el punto de partida.
Se formó así la Unión Cívica de la Juventud. El movimiento, recién gestado, supo reunir más de diez mil almas en el Frontón Buenos Aires, donde se formó la Unión Cívica, sumando corrientes heterogéneas provenientes del autonomismo porteño y el mitrismo. Rápidamente dos liderazgos comenzaron a formarse. El de Bartolomé Mitre representaba al sector moderado y conservador que había formado parte de la coalición de gobierno y había sido desplazado del mismo y el de Alem que nucleaba a los sectores populares y juveniles opositores al gobierno.
A la organización, siguió la conspiración. Cerrados los caminos del diálogo, sólo quedaba el recurso de la revolución. Jóvenes oficiales del Ejército, entre los que se encontraba el futuro protagonista del golpe de 1930, el subteniente José Félix Uriburu, fueron convocados al respecto. La Revolución de 1890 estaba en marcha y con ella el principio de la caída del régimen oligárquico.
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Fuentes: Historia Argentina, Desde la prehistoria hasta la actualidad, Colegio Nacional de Buenos Aires, Página 12, Buenos Aires 1999, Fascículo 26.