El desencanto ante el fracaso de los sistemas parlamentarios europeos y la aparición como amenaza para las clases propietarias del comunismo en Rusia, favorecieron la llegada al poder de regímenes totalitarios durante las décadas de 1920 y 1930 en Europa.
Totalitarismo es el nombre por el que se conoce a las ideologías, los movimientos y los regímenes políticos en los que la libertad está seriamente comprometida y el Estado ejerce todo el poder sin restricciones.
Estos regímenes son dirigidos por un partido político que pretende ser el único y que no permite oposición alguna. Generalmente son liderados por un personaje con poder ilimitado. Estimulan la formación de un movimiento de masas en el que se pretende encuadrar a toda la sociedad haciendo un uso intensivo de la propaganda y de distintos mecanismos de control social y de represión.
Países como Portugal, Rumania, Yugoslavia, Polonia, Grecia y Bulgaria sufrieron el ascenso al gobierno de dictaduras conservadoras, con el apoyo de las clases medias, terratenientes, empresarios, Iglesia y Ejército, temerosos de la propagación comunista. Al marcado autoritarismo de Stalin en la URSS, en Italia Benito Mussolini instaura el fascismo en 1919. En Alemania, Adolfo Hitler y el nazismo llegan al poder en 1933, mientras que en España, el General Franco -tras una guerra civil- impone una férrea dictadura. Más allá de sus características diferenciales, estos totalitarismos compartieron aspectos en común.
Socialmente desarrollaron estrategias de comunicación de masas, utilizando como herramienta común los discursos multitudinarios y el uso de propaganda. Promovieron el rol reproductivo en la mujer, únicamente destinada a procrear y hacerse cargo de las labores domésticas. Y exaltaron la superioridad racial blanca por sobre todas las demás. Las minorías étnicas, sexuales y religiosas fueron perseguidas y limitadas en sus derechos.
En el aspecto cultural, reformaron y controlaron los sistemas educativos, inculcando la propaganda oficial entre niños y jóvenes. Las manifestaciones artísticas fueron controladas y se impuso una férrea censura en los medios de comunicación.
En economía, estos regímenes, en la búsqueda de lograr la autarquía, protegieron a las industrias nacionales y fomentaron la realización de obras públicas (carreteras, puentes, represas). En general, la producción fabril fue orientada hacia el desarrollo de armamento
Políticamente se declararon exageradamente nacionalistas y anticomunistas. Fomentaron un fuerte militarismo y se encuadraron bajo la obediencia y culto de un líder carismático. Todos expresaron un profundo desprecio por las instituciones democráticas, por los partidos políticos y el sistema representativo, instaurando férreas dictaduras en las que le otorgaron un fuerte poder al Estado.
IMAGEN: Gran Enciclopedia temática Plaza, Plaza&Janés, Barcelona, 1994, TomoIII, pág. 202, «El año 1933 en Alemania»