La condición necesaria para este desarrollo industrial fue la existencia de una demanda suficiente, producto de la ampliación del mercado. Procesos facilitadores de dicho proceso fueron: la organización del Estado Nacional, el crecimiento demográfico (resultado de los saldos inmigratorios), el crecimiento urbano, la extensión de la red ferroviaria y la apertura del mercado ultramarino para las industrias que elaboraban productos alimenticios exportables.[3]
Ezequiel Gallo sostiene que “hasta 1914, el crecimiento de la industria coincidió en términos generales con el boom exportador”[4], y las estadísticas del período confirman su apreciación. El crecimiento de la economía en su conjunto, basado en la teoría del bien primario exportable que produce eslabonamientos hacia atrás y hacia adelante, estaría aquí demostrado. Ante la mirada tradicional que enfrentaba al sector rural con el industrial, Gallo contrapone coincidencias entre ambos grupos. Sin negar algunas tensiones existentes, señala coincidencias en la política cambiaria y en la acción conjunta contra gremios combativos.[5] De la misma opinión es Roberto Cortés Conde, cuando afirma que “los intereses de ambos grupos, en vez de contraponerse, se confundían”.[6]
Hacia la finalización del primer período, el sector industrial pasó de 22.204 establecimientos en 1895 a 48.779 en 1914.[7]Otros indicadores, tales como el de fuerza motriz utilizada, maquinarias empleadas, personal empleado o capital de los establecimientos industriales, muestran también avances significativos. El inicio de la Primera Guerra Mundial en 1914 significó un quiebre en la economía regional, estimulando y fomentando lentamente un proceso sustitutivo de importaciones. Las ramas beneficiadas fueron las que fabricaban bienes importados destinados al mercado interno. Así, mientras las ligadas a productos alimenticios sufrieron un leve descenso en su participación porcentual en la producción industrial total –del 53% en 1914 al 41% en 1935-, las industrias textiles protagonizaban un aumento significativo –del 11% al 21%- esta nueva etapa.[8]
Con referencia al interrogante planteado al inicio de este informe, las respuestas son variadas. Según Gallo, dos enfoques historiográficos plantean diferentes culpables acerca del sesgo anti industrial del período. Unos (Aldo Ferrer, entre otros) responsabilizan a los grandes terratenientes, poseedores de grandes extensiones de tierra, que controlaban el poder económico y político, orientado al desarrollo agropecuario. La otra visión sostiene que los sectores sociales interesados en la expansión de la industria ejercieron una presión política insuficiente (Cortes Conde). Sin dudas fueron varios los factores que imposibilitaron un desarrollo autónomo industrial en Argentina, como sí ocurrió en otros países de evolución similar. Gallo se pregunta: ¿fue la ausencia de hierro y carbón?, ¿la falta de mano de obra capacitada?, ¿las barreras proteccionistas? Cierto es que la inmigración mayoritariamente española e italiana provenía de regiones agrícolas, sin especialización industrial; pero resulta una explicación insuficiente. Lo mismo ocurre con las barreras arancelarias, que estuvieron lejos de ser insuperables, en el marco de políticas librecambistas en todo el período en cuestión.[9]
Cortés Conde enumera los límites del crecimiento industrial inducido. La falta de capitales adecuados es un importante condicionante, generándose por la carencia de saldos acreedores que permitieran la importación de bienes de capital y porque la oferta de inversiones no se direccionó hacia la industria. El Estado, activo impulsor del modelo agroexportador, no ayudó con una adecuada política bancaria. En sintonía con Gallo, la falta de un grupo dinámico que tomara en sus manos el proceso industrial resultó determinante.[10]
Impulsada por el auge agroexportador, la industria nacional no ha logrado escindirse de su inducción. Sigue siendo hoy materia pendiente su necesario desarrollo autónomo.
BIBLIOGRAFÍA
- Cortes Conde, Roberto. “Problemas del crecimiento industrial (1870/1914)”, en Di Tella, Germani, Garciarena y colaboradores. Argentina, sociedad de masas. Desarrollo Económico. vol. 4. N° 16. IDES. 1965. Versión UNTREF Virtual.
- Gallo, Ezequiel. “La expansión agraria y el desarrollo industrial en Argentina (1880/1930)”. Anuario IEHS 13. 1998. Versión UNTREF Virtual.
- Seminario de Historia Económica y Social I. Lección 5. 2020. UNTREF Virtual.
[1] Seminario de Historia económica y social I, UNTREF Virtual, Lección 5, 2-3.
[2] Ibídem.1.
[3] Cortes Conde, Roberto (1965), versión UNTREF Virtual, 7-8.
[4] Gallo, Ezequiel (1998), versión UNTREF Virtual, página 5.
[5] Ibídem, 9.
[6] Cortés Conde, Roberto (1965), versión UNTREF Virtual, 6.
[7] Segundo y Tercer censo de la Nación (1895-1914), Ibídem, página 11.
[8] Censos industriales, en Clase 5 UNTREF Virtual Op. Cit. Página 6.
[9] Gallo, Ezequiel (1998), versión UNTREF Virtual, 7-8.
[10] Cortés Conde, Roberto (1965), versión UNTREF Virtual, 3-6.
IMAGEN: https://www.freepng.es/png-t72vlh/download.html
Trabajo presentado en Licenciatura de Historia, UNTREF, 2021, Seminario de Historia Económica y Social I.