por el Prof. Alejandro H. Justiparán
Juan Carlos Mariátegui (1894/1930) -filósofo y escritor marxista- analizó exhaustivamente el período de transformación de las bases económicas, sociales y políticas de la sociedad peruana de las primeras décadas del siglo XX. Coyuntura en la cual se amalgamaban elementos del pasado colonial y de la propia implementación del sistema capitalista monopolista. Profundamente crítico de ese presente, Mariátegui introdujo la problemática indígena como eje central de su análisis. Diferenciándose de aquellos contemporáneos que conceptualizaban ese problema como producto de su inferioridad cultural, enfrenta esa mirada colocando al indígena en un lugar estratégico en las luchas sociales del período.[1]
Para el pensador peruano, la intelectualidad burguesa interpreta el problema indígena desde el componente racial. Frente a esta mirada, apoyado en la tradición marxista, sostiene que, el problema de las razas, al igual que el de la posesión de la tierra, se sostiene merced a la supervivencia del sistema feudal.[2] La teoría del primitivismo e inferioridad indígena, sólo es funcional a los intereses de la clase explotadora, que la utilizó durante la etapa colonial y la sigue utilizando entonces, como excusa para legitimar su explotación y supuesta tutela. Para Mariátegui, el problema del indio no es sólo racial, sino además social y económico.
El problema indígena está íntimamente ligado al problema de la tierra, es producto de la explotación feudal latifundista, en la que el trabajador no es un proletario, sino más bien un siervo. Así las masas campesinas son explotadas para el beneficio del capitalismo monopolista que se sirve del arcaico sistema feudal. Cabe agregar que las clases dominantes –locales o extranjeras- tratan con absoluto desprecio al indio, al negro y al mestizo por igual, incorporándose así el tema racial a manera de facilitador de la penetración imperialista.
¿Cuál debería ser la estrategia revolucionaria que, para Mariátegui, libere al pueblo de la opresión? La respuesta está en el método. En el realismo de una política socialista que debe actuar en función de los hechos que se corresponden a la realidad del país y que pueda convertir al factor raza en factor revolucionario. El primer paso será el de acabar con la explotación feudal latifundista, debilitando así a la burguesía agraria y a la mercantil, incapacitándolas para resistir el embate obrero organizado, con conciencia de clase. ¿Cómo alcanzará el indígena esa conciencia? Asimilando en la ciudad los ideales revolucionarios, apropiándose de ellos, entendiendo su valor como un instrumento de emancipación de su raza, oprimida por la misma clase que explota al obrero, en el que encuentra un hermano de clase.[3]
Una vez que el indio haya hecho suya la idea socialista, le servirá con disciplina, tenacidad y fuerza, de igual o mejor manera que el proletario más convencido. Clase productora explotada, despreciada y odiada; organizada desde sus más tempranos orígenes en un sistema comunista agrario, con un régimen de propiedad y de usufructo de la tierra colectivo, no tiene más que facilitadores para la instauración de un modelo socialista. Pero para ello, el socialismo, no deberá apartarse de las premisas del materialismo histórico, atendiendo la singularidad del caso, buscando la “especificidad del objeto nacional latinoamericano”.[4]
Dentro del movimiento indigenista peruano, Mariátegui –a diferencia de Víctor Raúl Haya de la Torre– sostuvo que el fin del modelo feudal sólo podría alcanzarse a través de una alianza obrero – campesina bajo hegemonía proletaria y no como sostenía el líder aprista que apelaba al liderazgo del mestizo pequeño burgués por sobre un frente amplio que incorporaría al aborigen trabajador.[5]
Frente al problema de la cuestión nacional, Mariátegui construye su pensamiento –al igual que Gramsci– desde el arraigo local. La Nación debe emerger desde la lucha de clases. Si el teórico marxista italiano parte desde la cuestión meridional, el pensador peruano lo hace desde el problema del indio. Ambos coinciden en la necesidad de la formación de una alianza entre obreros y clases explotadas, descartando la participación de las burguesías nacionales.
Para Mariátegui la nacionalidad peruana estaba todavía en formación, una formación que necesitaba del protagonismo de los explotados indios y de la coordinación proletaria. Formando parte de una alianza, y no de manera autónoma, los indígenas podrán formar parte de un Estado proletario y no de uno burgués expuesto a aquellas contradicciones que le son propias. Mariátegui y Gramsci estarán influidos por los debates de la época, en el contexto de la III Internacional Socialista y priorizarán las condiciones particulares de la realidad estudiada, rechazando la consigna federativa, realizando un análisis estrictamente leninista de la cuestión nacional.[6]
Bibliografía
- Mariátegui, José Carlos, “El problema de las razas en la América Latina”, Ediciones populares de las Obras completas de José Carlos Mariátegui, versión UNTreF Virtual.
- Ferreyra, Silvana Graciela, Cuestión nacional y marxismo en José Carlos Mariátegui y Antonio Gramsci, Cátedra Mariátegui, Lima, 2014, Año IV, N°20.
[1] Ferreyra (2014), 6.
[2] Mariátegui (1929), versión UNTreF virtual, 1.
[3] Ibídem, 6.
[4] Ferreyra, op. Cit. 8.
[5] Ibídem, 7.
[6] Ibídem, 14.