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¿Podemos explicar la Edad Media sólo a través de sus acontecimientos políticos? ¿Debemos integrar a esa explicación a los procesos sociales, económicos y religiosos? Ese extensísimo período que sucede a la Antigüedad, resultaría incomprensible en su total dimensión, si no fuera por el valiosísimo aporte de las nuevas tendencias historiográficas, que han transformado la manera de concebir y de escribir la historia.
La historia tradicional, hasta principios del siglo XIX, se había organizado, en el marco del Positivismo, en torno a sucesos y gestas de «grandes hombres», personalidades políticas o militares que pasaron a ser héroes de leyenda. Estos individuos excepcionales constituían la escala de la historia: sus vidas señalaban el cambio de época. Esa disciplina se había tornado insuficiente para asimilar los profundos cambios que se sucedieron a lo largo de mil años. Nos ofrecía una historia fragmentada, incapaz de explicarnos las continuidades y los cambios que formaron parte de un proceso mucho más complejo.
La historia de las mentalidades, remitiéndose a las fuentes de diferentes ciencias humanas, le devolverá a la historia humana la variedad de sus ritmos, proponiendo una visión global y más completa de la historia. ¿Cómo sino explicar los procesos que darán origen a la Modernidad? Ya no servirán las explicaciones históricas realizadas sólo a la medida y al ritmo de los acontecimientos políticos.
Cuando hablamos de la Edad Media, nos referimos a un extenso período que abarcó más de mil años. Su ubicación histórica entre las luces de la Edad Antigua y de la Modernidad, le dieron una connotación generalmente negativa, sombría. Dicha consideración ha sido revisada y reformulada a partir del siglo XIX por historiadores que han rescatado muchos aspectos positivos en dicho período. Sabemos que las periodizaciones son arbitrarias y artificiales, y que muchas veces encierran generalizaciones que no se condicen con la realidad. Jacques Le Goff rescata una “bella Edad Media” situándose en el siglo XIII, más específicamente entre los años de 1150 y 1250. Lo hace recreando un espacio contenedor que abarca a toda Europa, con un legado artístico y edilicio magnífico, y recurriendo a relatos de viajeros y peregrinos que resignifican al espacio medieval dotándolo de una subjetividad que escapa a los grandes relatos políticos institucionales y que redescubre una Edad Media positiva.
Destaca innovaciones en tres campos: el intelectual, el artístico y el urbano. La “bella Edad Media” de Le Goff transcurre en el siglo de las universidades, de la escritura y de la lectura, la época del gótico y de su máxima expresión arquitectónica: la catedral. Una época de progresos en la producción agrícola, de aumento demográfico y de desarrollo urbano. Esta bella Edad Media es resignificada como más justa y más pacífica, con una Iglesia que da lugar a las órdenes mendicantes y que sienta las bases de instituciones como el matrimonio cristiano. Este tiempo de reyes más preparados e instruidos, es un tiempo de moderación y de equilibrio.
Pero esta mirada del siglo XIII no alcanza para caracterizar toda una era. Es también un recorte tan arbitrario como el de las periodizaciones. Resulta útil para escapar a miradas homogeneizantes. Luces y sombras convivieron permanentemente en esta Edad milenaria.
Bibliografía: Clase 1. La Edad Media descubierta. UNTREF virtual.
«¡La bella Edad Media ha existido realmente!» Jacques Le Goff, 2004.
La cultura es el conjunto complejo de conocimientos, creencias, arte, valores, derecho, costumbres y tradiciones que genera y adopta un pueblo. El concepto proviene del vocablo latino cultus, que significa cultivo. A lo largo de la Historia, muchas han sido las definiciones y las miradas que se han realizado con referencia al concepto de cultura. Existe, en principio, un uso cotidiano y/o “culto” de la cultura que identifica cultura con educación, ilustración, refinamiento, información, etc. Así, cultura sería el cúmulo de conocimientos y aptitudes intelectuales y estéticas. Esta corriente se referencia en la filosofía idealista alemana de fines del siglo XIX y principios del XX (Spencer, Rickert) que manejaban la distinción entre cultura y civilización.
Para esta concepción, un trozo de mármol extraído de una cantera es un objeto de civilización, pero cuando es tallado por un artista que le incorpora el valor de belleza, lo convierte en obra de arte y lo vuelve cultura
Se critica a esta mirada el hecho que naturaliza la división entre lo material y lo espiritual, entre lo corporal y lo mental y, por lo tanto, entre las clases y los grupos sociales que se dedican a una u otra dimensión. A su vez, naturaliza un conjunto de conocimientos y gustos que serían los únicos que valdrían la pena difundir, formados en la historia occidental, especialmente europea.
Desde la antropología, frente a estos usos cotidianos, vulgares o idealistas de cultura, surgió un conjunto de usos científicos que se han caracterizado por separar la cultura en oposición a la naturaleza. Así, por ejemplo, se llamaba cultura a lo creado por el hombre, diferenciándolo de lo simplemente dado, de lo natural que existe en el mundo.
J. B. Thompson(1) distingue entre dos empleos básicos de cultura dentro de este marco, una “concepción descriptiva” y “concepción simbólica”. En la concepción descriptiva el interés estaba centrado en la descripción etnográfica de las sociedades no europeas, examinándose las costumbres, habilidades, artes, herramientas, armas, prácticas religiosas de pueblos y tribus de todo el mundo. Esta manera global de definir el concepto como todo lo que no es naturaleza, ayudó a superar las formas más primarias de etnocentrismo (2). Permitió pensar que la cultura era lo creado no sólo por todos los hombres sino por todas las sociedades en todos los tiempos. Toda sociedad tiene cultura y, por lo tanto, no hay razones para discriminar o descalificar a las otras. La consecuencia de esta definición fue el relativismo cultural: admitir que toda cultura tiene derecho a darse sus propias formas de organización, de estilos de vida, aun cuando incluyan aspectos que para nosotros pueden ser sorprendentes como los sacrificios humanos o la poligamia.
A partir de los años `70, la concepción simbólica de la cultura ha sido colocada en el centro de los debates antropológicos por Clifford Geertz. El concepto que propone Geertz es un concepto semiótico, en el que la cultura es la red o trama de sentidos con que le damos significados a los fenómenos o eventos de la vida cotidiana. Y por lo tanto, analizar la cultura consiste en descifrar, interpretar las significaciones que se ponen en juego a través de acciones, expresiones, conductas, las cuales son ya significativas -portan significados- para los individuos que las producen, perciben e interpretan en el curso de su cotidianidad (3)
(1)Thompson, J. B. (1997) Ideología y cultura moderna. México: Universidad Autónoma Metropolitana. Otros autores fueron Gustav Klemm, en «El desarrollo gradual de la humanidad» o E. B. Tylor, autor de «Culturas primitivas».
(2) Actitud del grupo, raza o sociedad que presupone su superioridad sobre los demás y hace de la cultura propia el criterio exclusivo para interpretar y valorar la cultura y los comportamientos de esos otros grupos, razas o sociedades.
(3) Enrique Valiente, Cultura contemporánea, Unidad 1, UNTREFVIRTUAL.
En la Alemania nazi, el 15 de septiembre de 1935 se reunió el séptimo congreso anual del NSDAP (Reichsparteitag) en la ciudad de Núremberg. En dicho congreso fueron votadas por unanimidad una serie de leyes de corte racista y antisemita, conocidas como las Leyes de Núremberg (Nürnberger Gesetze).
Una de las características más marcadas del régimen nazi fue el profundo racismo que practicaba. Los judíos que vivían en Alemania fueron perseguidos, segregados y limitados en sus derechos, hasta en los más elementales. Adolf Hitler los consideraba enemigos mortales del pueblo alemán, alimentándose de un sentimiento antisemita ancestral que yacía en vastos sectores de la sociedad alemana.
Antisemitas moderados y radicales no lograban ponerse de acuerdo sobre qué acciones legales (o ilegales) debían tomarse contra los judíos del Tercer Reich. Finalmente, los sectores radicales lograron imponerse. Días antes de realizarse el congreso, le acercaron a Hitler los borradores de una serie de leyes por las que los judíos dejarían de ser considerados ciudadanos del Reich alemán. Para ello, se promulgó además un decreto por el cual se definía lo que era una persona 100% judía (1). Lo peor, el horror, vendría después.
Leyes de Nuremberg 15 de septiembre de 1935 Ley de ciudadanía del Reich En: Boletín Oficial del Reich, año 1935, parte I, págs. 1146-1147. El Reichstag ha sancionado por unanimidad la siguiente ley, que queda promulgada por la presente
Artículo 1° 1) Será considerado ciudadano con todas las responsabilidades inherentes todo aquel que disfrute de la protección del Reich alemán y que por ello esté en especial deuda con él. 2) La ciudadanía se adquiere de acuerdo con las normas que establecen las leyes del Reich y de ciudadanía nacional.
Artículo 2° 1) La ciudadanía del Reich se limitará a los connacionales de sangre alemana o afín que hayan dado debida prueba, a través de sus acciones, de su voluntad y disposición de servir al pueblo y al Reich alemán con lealtad. 2) Los derechos de ciudadanía del Reich se adquieren mediante la obtención de la carta de ciudadanía del Reich. 3) El ciudadano del Reich es el único titular de todos los derechos políticos de acuerdo con lo establecido por la ley.
Artículo 3° El Ministro del Interior sancionará, previo acuerdo del representante del Führer, los reglamentos jurídicos y administrativos necesarios para hacer cumplir y complementar la ley de ciudadanía del Reich.
Ley para la protección de la sangre y el honor alemanes del 15 de septiembre de 1935.Imbuidos de la conciencia de que la pureza de la sangre alemana constituye la condición imprescindible para la continuidad del pueblo alemán y animados por la voluntad indeclinable de asegurar el futuro de la nación alemana por todos los tiempos, el Reichstag ha sancionado por unanimidad la siguiente ley, que queda promulgada por la presente:
Artículo 1° (1) Quedan prohibidos los matrimonios entre judíos y ciudadanos de sangre alemana o afín. Los matrimonios celebrados en estas condiciones son nulos aun si hubieren sido celebrados en el extranjero a fin de evitar ser alcanzados por la presente ley. (2) Únicamente el representante del ministerio público podrá elevar una demanda de nulidad.
Artículo 2° Queda prohibido el comercio carnal extramatrimonial entre judíos y ciudadanos de sangre alemana o afín.
Artículo 3° Los judíos no podrán emplear en su hogar a ciudadanas de sangre alemana o afín menores a los 45 años.
Artículo 4° (1) Queda prohibido a los judíos izar la bandera del Reich o la enseña nacional como así también exhibir los colores patrios. (2) En cambio quedan autorizados a exhibir los colores judíos. El ejercicio de esta autorización queda sometida a protección estatal.
Artículo 5° (1) Quien infrinja la prohibición establecida en el artículo 1° será castigado con pena de presidio. (2) Todo hombre que infrinja la prohibición establecida en el artículo 2° será castigado con pena de prisión o presidio. (3) Quien infrinja las disposiciones de los artículos 3° o 4° será castigado con arresto en cárcel de hasta un año y/o el pago de una multa.
Artículo 6° El Ministro del Interior sancionará, previo acuerdo del representante del Führer, los reglamentos jurídicos y administrativos necesarios para hacer cumplir y complementar la ley de ciudadanía del Reich.
Artículo 7° La ley entrará en vigor el día siguiente a su promulgación; el artículo 3 sólo entrará en vigor a partir del 1° de enero de 1936.
(1) Se definió que una persona 100 % judía era alguien con al menos tres abuelos judíos. Aquellos con menos de tres abuelos judíos eran denominados Mischlinge (mestizo judío). Dentro de los Mischlinge había dos grados: Mischling de primer grado (persona con dos abuelos judíos) y Mischling de segundo grado (persona con solo un abuelo judío).
El Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP), bajo el liderazgo de Adof Hitler, fue el partido político que gobernó Alemania desde 1933 hasta 1945. En una Alemania sumida en una profunda crisis económica tras la derrota en la Primera Guerra Mundial, Hitler funda el Partido Nacionalsocialista en 1921. Tras un intento fallido de golpe de Estado en 1923 y su posterior prisión, Hitler será nombrado Canciller de Alemania en 1933. Su carisma y su discurso encendido, culpando de todos los males a los judíos y prometiendo restablecer el orgullo perdido tras la Gran Guerra, le sumaron muchos adeptos. Las debilidades de la República de Weimar harían el resto.
¿Qué circunstancias favorecieron el ascenso del nazismo?
Entre 1931 y 1931 quebró la economía alemana, desplomándose el sistema bancario y monetario y acrecentándose un alarmante desempleo, que alcanzó los 6 millones de desocupados en 1932.
El impacto de la crisis mundial en 1929 resulta decisivo para el arribo de Hitler al poder.
La debilidad de la República de Weimar, incapaz de imponerse ante el crecimiento de sectores de ultraizquierda y ultraderecha.
La existencia de un profundo orgullo nacionalista basado en la superioridad de la raza aria por sobre todas las demás.
El discurso anticomunista de Hitler le ganó el apoyo de amplios sectores de derecha, del Ejército y de la gran burguesía industrial y finaciera alemana.
El ascenso de Hitler al poder
En las elecciones de 1930, los nazis obtuvieron 6.409.000 votos y 107 bancas de diputados en el Parlamento (el Reichstag). En 1932 los votos ascendieron a 13.700.000, otorgándole al partido 230 diputados. En 1933, el presidente Hindemburg nombra a Hitler Canciller de la República de Weimar. Finalmente, el incendio del Reichstag en febrero de 1933, a manos de los comunistas -según el nazismo- le facilitó a Hitler la suspensión de las libertades individuales. El camino al poder total estaba casi allanado. En las elecciones de marzo, los nazis obtuvieron el 43% de los votos, los que, sumados a los partidos del centro, le dieron a Hitler los plenos poderes y la facultad de legislar sin la participación del Parlamento. En agosto de 1934, tras la muerte del presidente Hindemburg, Hitler concentró la suma del poder, autoproclamándose Führer del llamado Tercer Reich alemán.
¿Por qué el régimen nazi es caracterizado como una dictadura totalitaria?
Los partidos políticos y los sindicatos opositores fueron disueltos.
La fuerza policial fue sustituida por la Gestapo, una policía secreta destinada a reprimir opositores y controlar a los ciudadanos.
El Estado fue controlado por el partido Nazi.
Se llevaron a cabo feroces persecuciones y asesinatos para llevar adelante la «purificación» de la raza aria
Instauración de un fuerte sistema represivo que persiguió a judíos, comunistas, testigos de Jehová, homosexuales, gitanos y todo pueblo considerado de «raza inferior».
Limitación de los derechos civiles, censura, arrestos y detenciones en campos de trabajo.
Exaltación y obediencia total a la figura del líder carismático, el Führer.
Implementación de una propaganda masiva que instalaba los valores que definían al nazismo: racismo, antisemitismo, anticomunismo y nacionalismo.
Para asegurar la «pureza racial», se confinaron en instituciones a personas con discapacidad mental o motriz, esterilizando a alemanes con enfermedades hereditarias.
Promulgación de las Leyes de Nuremberg (1935), que quitaban a los judíos todos sus derechos civiles, promoviendo su expulsión del país.
Política económica nazi
Las principales empresas alemanas, muchas de ellas estatales, pasaron a manos privadas, lo cual no significó que fueran totalmente autónomas. Todas ellas debían tener integrantes del partido en su directorio, lo cual significaba que el intervencionismo estatal estaba lejos de debilitarse. La economía se reactivó promoviendo el desarrollo de infraestructura, tales como autopistas, ferrocarriles, estadios y armamento. El objetivo fijado era la autarquia, esto es, la independencia económica alemana. En este sentido, se promovió la industria siderúrgica, química, minera y sobre todo, armamentística.
Hacia 1939 la economía alemana mostraba signos de recuperación, de la mano de una fuerte política expansionista. Hitler embarcó a Alemania en la búsqueda de lo que se llamaba el «espacio vital». En 1938 anexó Austria y luego Checoslovaquia. Su política expansionista provocará, la Segunda Guerra Mundial…
IMAGEN 1: US Holocaust Memorial Museum/photo by Heinrich Hoffmann
IMAGENES 2 y 3: Gran Enciclopedia Temática Plaza, Plaza & Janes, Barcelona 1994, Tomo III, págs. 178 y 204.
El desencanto ante el fracaso de los sistemas parlamentarios europeos y la aparición como amenaza para las clases propietarias del comunismo en Rusia, favorecieron la llegada al poder de regímenes totalitarios durante las décadas de 1920 y 1930 en Europa.
Totalitarismo es el nombre por el que se conoce a las ideologías, los movimientos y los regímenes políticos en los que la libertad está seriamente comprometida y el Estado ejerce todo el poder sin restricciones.
Estos regímenes son dirigidos por un partido político que pretende ser el único y que no permite oposición alguna. Generalmente son liderados por un personaje con poder ilimitado. Estimulan la formación de un movimiento de masas en el que se pretende encuadrar a toda la sociedad haciendo un uso intensivo de la propaganda y de distintos mecanismos de control social y de represión.
Países como Portugal, Rumania, Yugoslavia, Polonia, Grecia y Bulgaria sufrieron el ascenso al gobierno de dictaduras conservadoras, con el apoyo de las clases medias, terratenientes, empresarios, Iglesia y Ejército, temerosos de la propagación comunista. Al marcado autoritarismo de Stalin en la URSS, en Italia Benito Mussolini instaura el fascismo en 1919. En Alemania, Adolfo Hitler y el nazismo llegan al poder en 1933, mientras que en España, el General Franco -tras una guerra civil- impone una férrea dictadura. Más allá de sus características diferenciales, estos totalitarismos compartieron aspectos en común.
Socialmente desarrollaron estrategias de comunicación de masas, utilizando como herramienta común los discursos multitudinarios y el uso de propaganda. Promovieron el rol reproductivo en la mujer, únicamente destinada a procrear y hacerse cargo de las labores domésticas. Y exaltaron la superioridad racial blanca por sobre todas las demás. Las minorías étnicas, sexuales y religiosas fueron perseguidas y limitadas en sus derechos.
En el aspecto cultural, reformaron y controlaron los sistemas educativos, inculcando la propaganda oficial entre niños y jóvenes. Las manifestaciones artísticas fueron controladas y se impuso una férrea censura en los medios de comunicación.
En economía, estos regímenes, en la búsqueda de lograr la autarquía, protegieron a las industrias nacionales y fomentaron la realización de obras públicas (carreteras, puentes, represas). En general, la producción fabril fue orientada hacia el desarrollo de armamento
Políticamente se declararon exageradamente nacionalistas y anticomunistas. Fomentaron un fuerte militarismo y se encuadraron bajo la obediencia y culto de un líder carismático. Todos expresaron un profundo desprecio por las instituciones democráticas, por los partidos políticos y el sistema representativo, instaurando férreas dictaduras en las que le otorgaron un fuerte poder al Estado.
IMAGEN: Gran Enciclopedia temática Plaza, Plaza&Janés, Barcelona, 1994, TomoIII, pág. 202, «El año 1933 en Alemania»
El 25 de mayo de 1809 se produjo la Revolución de Chuquisaca, antecedente del movimiento independentista latinoamericano, conocido como el primer grito libertario de América y durante la cual fue depuesto el presidente de la Real Audiencia de Charcas, Ramón García de León y Pizarro, acusado de conspirar a favor de la infanta Carlota Joaquina de Borbón, hermana de Fernando VII y reina regente de Portugal en el Brasil, quien pretendía asumir los títulos de su hermano en tierras americanas. Secretamente un grupo de líderes independentistas decidió aprovechar las circunstancias a favor de la independencia, para lo cual partieron desde Chuquisaca hacia varias ciudades en busca de propagar sus ideas. El cabildo tomó el nombre de Junta Gobernadora, conformándose en una junta de gobierno consultiva de doce miembros, denominada Junta Tuitiva de los derechos del Rey y del Pueblo. Días después se dio a conocer la conocida como Proclama de Chuquisaca(Chuquisaca, capital del Alto Perú, hoy rebautizada como Sucre, capital de Bolivia), o Proclama de la Junta Tuitiva de La Paz. Bernardo de Monteagudo, fue el redactor de la proclama.
Proclama de la Junta Tuitiva de La Paz.
Compatriotas: Hasta aquí hemos tolerado una especie de destierro en el seno mismo de nuestra patria; hemos visto con indiferencia por más de tres siglos sometida nuestra primitiva libertad al despotismo y tiranía de un usurpador injusto que, degradándonos de la especie humana, nos ha mirado como a esclavos; hemos guardando un silencio bastante parecido a la estupidezque se nos atribuye por el inculto español, sufriendo con tranquilidad que el mérito de los americanos haya sido siempre un presagio de humillación y ruina.Ya es tiempo, pues, de sacudir yugo tan funesto a nuestra felicidad,como favorable al orgullo nacional español.Ya es tiempo, en fin de levantar el estandarte de la libertad en estas desgraciadas colonias, adquiridas sin el menor título y conservadas con la mayor injusticia y tiranía.Valerosos habitantes de La Paz y de todo el Imperio del Perú, revelad vuestros proyectos para la ejecución; aprovechaos de las circunstancias en que estamos;no miréis con desdén la felicidad de nuestro suelo, ni perdáis jamás de vista la unión que debe reinar en todos, para ser en adelante tan felices como desgraciados hasta el presente.
En la ciudad de Nuestra Señora de La Paz, a los 27 días del mes de julio de 1809.
A) Desde antes de la 1ª Guerra Mundial, EE-UU, en el marco de la expansión capitalista, comenzó a desarrollar un proyecto hegemónico en el cono sur del continente americano. Al éxito alcanzado en Centroamérica, le sumo resistencias en aquellos países que aún mantenían sus lazos de dependencia con la antigua metrópoli: Gran Bretaña.
B) Concluida la 1ª Guerra Mundial, y ante el éxito aliado, emerge indiscutiblemente EE-UU como potencia hegemónica en esta parte del globo, desplazando a Gran Bretaña de tal lugar de privilegio. El nuevo eje mundial se traslada al Atlántico, en desmedro del antiguo eje mediterráneo.
C) En Latinoamérica, luego de la 1ª Gran Guerra, y especialmente después de la crisis capitalista de 1929, comienza un lento proceso de industrialización por sustitución de importaciones.
D) Durante el período de entreguerras, dentro del proceso industrializador incipiente, surgen y crecen las clases medias y los sectores obreros. Estos grupos sociales ejercerán fuertes presiones que desembocarán en sendos procesos de democratización, que abarcaron desde revoluciones campesinas hasta reformas electorales.
Chicago está llena de fábricas. Hay fábricas hasta en pleno centro de la ciudad, en torno al edificio más alto del mundo. Chicago está llena de fábricas, Chicago está llena de obreros. Al llegar al barrio de Heymarket, pido a mis amigos que me muestren el lugar donde fueron ahorcados, en 1886, aquellos obreros que el mundo entero saluda cada primero de Mayo. Ha de ser por aquí – me dicen. Pero nadie sabe. Ninguna estatua se ha erigido en memoria de los mártires de Chicago en la ciudad de Chicago. Ni estatua, ni monolito, ni placa de bronce, ni nada. El primero de Mayo es el único día verdaderamente universal de la humanidad entera, el único día donde coinciden todas las historias y todas las geografías, todas las lenguas y las religiones y las culturas del mundo; pero en los Estados Unidos, el primero de Mayo es un día cualquiera. Ese día, la gente trabaja normalmente, y nadie o casi nadie, recuerda que los derechos de la clase obrera no han brotado de la oreja de una cabra, ni de la mano de Dios o del amo. Tras la inútil exploración de Heymarket, mis amigos me llevan a conocer la mejor librería de la ciudad. Y allí, por pura curiosidad, descubro un viejo cartel que está como esperándome, metido entre muchos otros carteles de cine y música rock. El cartel reproduce un proverbio del África: «Hasta que los leones tengan sus propios historiadores, las historias de cacería seguirán glorificando al cazador.»
Si bien comenzó antes, el capitalismo comienza a afianzarse
con la Revolución Industrial inglesa de la segunda mitad del siglo XVIII. Era
este un nuevo modo de organizar la economía y la sociedad, basado en la producción
industrial, la propiedad privada de los medios de producción y el trabajo
asalariado.
En la Inglaterra de los siglos XVI y XVII comenzaron a producirse cambios en la organización de la producción agrícola. Hasta ese momento, esta producción había tenido como único fin el de asegurar la subsistencia (se sembraba y cosechaba para poder comer y comerciar a pequeña escala los excedentes). Los cambios involucraron la incorporación de adelantos tecnológicos, el uso de fertilizantes, la rotación de los cultivos, el cercamiento de las propiedades y la organización de su producción. Digamos que el trabajo agrícola empezó a ser visto como una empresa y se empezó a organizar como tal. El resultado fue un considerable aumento de la producción, produciéndose excedentes (sobrantes) para comercializar en el mercado. A este proceso se lo denominó revolución agrícola.
Así empezó a imponerse la propiedad privada, sobre la
propiedad comunal. Mientras los dueños de las tierras (terratenientes)
acumulaban grandes ganancias, muchos de los campesinos fueron desplazados de
tierras que ocupaban desde generaciones pero de las que no tenían ningún título
de propiedad que lo avalase. Algunos optaron por trabajar las tierras a cambios
de un salario, otros migraron a las ciudades en busca de empleo.
La industria comenzó a imponerse en las ciudades y dio trabajo a toda esa población que había migrado desde el campo. Pero las condiciones de vida y las laborales eran muy diferentes. Ahora el trabajador industrial (proletariado) ya no era dueño de su trabajo ni de su producción. Las máquinas y la comercialización de los productos estaba a cargo de los empresarios, que a cambio fijaban una suma fija como pago, el salario. De vivir en el ámbito rural, estos trabajadores pasaron a instalarse en los suburbios de las ciudades, en condiciones de hacinamiento y pobreza. Así podemos observar las dos caras del mismo proceso, mientras los empresarios y los comerciantes (pertenecientes a la burguesía) se enriquecían y mejoraban sus condiciones de vida, los trabajadores (el proletariado) y sus familias se empobrecían y pasaban a vivir en condiciones miserables.
En esta primera fase se produjo el despegue industrial, el
crecimiento acelerado, la aparición de las grandes máquinas, su ubicación en
las fábricas y el trabajo asalariado.
A la primera fase de la Revolución Industrial siguió la segunda, a mediados del siglo XIX. En esta etapa otros países se sumaron a la industrialización de sus economías desarrollando nuevas industrias que utilizaban hierro, acero y carbón. En ella se produce la llamada División Internacional del Trabajo, que divide al mundo en países centrales (industriales) y países periféricos (productores de materias primas). En este intercambio desigual se profundizaron las diferencias entre las potencias y los países dependientes. En el primer grupo estaba Inglaterra, Francia, EE- UU, Alemania, Japón; mientras que en el segundo se ubicaban Latinoamérica, África, Asia, Oceanía y Europa Oriental.
La producción industrial necesitaba de mercados donde colocar sus productos y de materias primas para fabricarlos. La expansión imperialista del siglo XIX fue la respuesta. Las potencias europeas que se habían industrializado se lanzaron a la conquista de colonias en Asia, África y Oceanía. La competencia entre ellas no se hizo esperar. Esta causa, sumada a otras, desencadenará la Primera Guerra Mundial.
La caida de los imperios coloniales fue, junto con la Revolución Rusa, el proceso más significativo del siglo XX y transformó el escenario internacional. La ONU que en 1945 estaba integrada por 51 países; en 1975 reunía a 144.
Al concluir la Segunda Guerra Mundial, las potencias europeas aún retenían sus inmensos imperios coloniales sin que se previera que esta situación fuese a cambiar; sin embargo, en pocos años, la mayor parte de las colonias logró su liberación. Desde el retorno a la paz en 1945 hasta el encuentro en Bandung en 1955 (reunión de los países independizados), el proceso de liberación tuvo su epicentro en Asia y en el ámbito árabe. Desde fines de los años cincuenta hasta la década de 1970, el proceso descolonizador se concentró en África subsahariana. En África del sur, el derrumbe del imperio portugués se produjo en 1975 con las guerras de liberación de las colonias de Mozambique y Angola que se combinaron con las luchas contra el régimen de appartheid en Sudáfrica.
A los primeros filósofos de Grecia se les suele llamar «filósofos de la naturaleza» porque, ante todo, se interesaban por la naturaleza y por sus procesos.
Los primeros filósofos tenían en común la creencia de que existía una materia primaria, que era el origen de todos los cambios. De esta manera, la filosofía se independizó de la religión. Podemos decir que los filósofos de la naturaleza dieron los primeros pasos hacia una manera científica de pensar, desencadenando todas las ciencias naturales posteriores.
Una de las características de la llamada «Guerra Fría» fue que durante este período el enfrentamiento entre EE-UU y la URSS asumió formas indirectas que se manifestaron en una activa participación de las superpotencias en guerras y situaciones de conflicto desarrollados en el Tercer Mundo. La guerra que tuvo lugar en Corea (1950/1953) fue uno de ellos. En el siguiente artículo trataré de sintetizar lo más importante.
ANTECEDENTES. Estado de situación previa.
Corea había sido anexada al Japón en 1910. Tras la rendición japonesa -al finalizar la 2da Guerra Mundial- fue dividida en dos zonas divididas por el paralelo 38. El norte quedó bajo la influencia de la URSS, y el sur de la norteamericana. Cada potencia promovió la creación de gobiernos «autónomos» según el modelo político que cada una representaba. Así, en 1948 el Sur conformó una República mientras que el Norte conformó una República Popular.
INICIO DEL CONFLICTO.
En 1950, el presidente norcoreano, Kim Il Sung -con el permiso soviético- invadió militarmente a Corea del Sur (Stalin quiso aprovechar la victoria comunista en China de octubre de 1949) En sólo tres meses sus tropas -mejor preparadas y equipadas- tomaron el control de casi todo el territorio. En septiembre de 1950, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, condenó la invasión y ordenó la intervención de una fuerza internacional conjunta, encabezada por los EE-UU.
LA GUERRA. Principales acontecimientos.
Las tropas internacionales, bajo el mando del General MacArthur, sorprendieron a las tropas norcoreanas y recuperaron Seúl, la capital de Corea del Sur.
Las tropas comunistas fueron obligadas a retroceder más allá del paralelo 38.
El líder soviético, J. Stalin, presionó a Mao Tse Tung para que los chinos acudieran en ayuda de Corea del Norte. Mao accedió, preocupado por la cercanía de las tropas norteamericanas a sus fronteras. En octubre de 1950, 300.000 soldados chinos avanzaron y recuperaron territorio norcoreano hasta el paralelo 38.
Entre 1951 y 1953 ambas tropas estarán estancadas en esta posición.
Finalmente, la paz se firmó en julio de 1953.
CONSECUENCIAS.
La guerra de Corea causó, de 1950 a 1953, alrededor de 1,6 millones de muertos entre la población civil y más de 1,2 millones entre los combatientes. Y esto teniendo en cuenta que no se llegó a utilizar la bomba atómica como propuso el general MacArthur, que fue destituido como comandante de las fuerzas aliadas por Harry Truman, presidente norteamericano.
Corea quedó dividida en dos, separada por un cordón desmilitarizado que sigue al paralelo 38 y que perdura hasta nuestros días.
Significó el primer enfrentamiento importante de la Guerra Fría en el que ambas superpotencias intervinieron indirectamente, proveyendo tropas y material bélico.
¿Quién te parece que se beneficiará más en el intercambio comercial?
Hacia mediados del siglo XIX, durante la Segunda Fase de la Revolución Industrial, el mercado mundial se integró como nunca antes lo había hecho, gracias al notable desarrollo de los medios de transporte y de comunicación. En este proceso, el librecambio cumplió un papel fundamental. ¿Qué significa esto? Que la libre circulación de mercaderías entre los países o su facilitación a través de eliminación o disminución de aranceles (impuestos) aduaneros, abarató los precios y favoreció los negocios. Esta expansión comercial europea otras veces recurrió a la fuerza, ocupando territorios a los que obligaba comprarles manufacturas a la vez que obtenían sus materias primas en un fenómeno también propio del período conocido como Imperialismo.
Junto con estos procesos, se fue consolidando una nueva división internacional del trabajo. ¿En qué consistía?En un mundo que, hacia lasegunda mitad del siglo XIX se dividió en dos: en PAÍSES CENTRALES, industrializados, productores de manufacturas, aquellos que acompañaron a Gran Bretaña en el desarrollo industrial (Europa occidental, EE-UU, Japón); y PAÍSES PERIFÉRICOS, productores de materias primas (Europa Oriental, América Latina, África y Oceanía).
En este mercado mundial, los primeros vendían sus productos manufacturados a los segundos, mientras éstos les vendían sus materias primas. Como ejemplo: en este período Gran Bretaña era el “taller del mundo” a la vez que Argentina era el “granero del mundo”. Las diferencias estaban bien marcadas, lo mismo que el papel que le cabía a cada país que formaba parte de este mercado. El problema que se le planteaba a los países periféricos, eran las condiciones desiguales del intercambio: por la dependencia que se generaba con los países centrales, porque los productos industriales tenían un valor agregado en comparación con las materias primas, porque los precios eran fijados por las potencias, y porque el trabajo industrial utilizaba más cantidad de mano de obra y más calificada que en las economías agrícolas, beneficiando a sus economías. Así, las periferias eran mercados donde los países centrales vendían sus productos industriales, proveían de tecnología y prestaban capitales. Por su parte, los centros mundiales compraban a las periferias algunas de sus materias primas porque les resultaba más barato importarlos que producirlos.
El historiador británico Eric Hobsbawm describe a estos dos mundos asÏ: “… dos sectores distintos que forman un único sistema global: los desarrollados y los atrasados, los dominantes y los dependientes, los ricos y los pobres… En tanto que el primero de esos mundos (más reducido) se hallaba unido, pese a las importantes disparidades internas, por la historia y por ser el centro del desarrollo capitalista, lo único que unía a los diversos integrantes del segundo sector del mundo (mucho más amplio) eran sus relaciones con el primero, es decir, su dependencia real o potencial respecto a él.”
Utilizaremos el modelo de acumulación como una herramienta conceptual que permite pensar una totalidad concreta y determinada. El modelo de acumulación es un concepto de un menor nivel de abstracción que el de modo de producción, pero mayor que el de “modelo económico”. Habitualmente, este último refiere a un conjunto de medidas de política económica tendientes a encauzar la reproducción del capital en un sentido determinado.
Como desarrollamos a continuación, es necesario que este tipo de herramientas conceptuales permitan dar cuenta tanto de la fase de desarrollo capitalista en la que se inserta un determinado “modelo”, así como de los intereses (de clase) que atraviesan el entramado social. Es por este motivo que preferimos hablar de modelo de acumulación.
En definitiva, un modelo de acumulación debe ser comprendido en sus aspectos económicos, sociales y políticos, es decir, por la estructura económica y social y las luchas políticas y sociales que fueron conformando esa estructura. En este sentido, un modelo de acumulación quedaría delimitado a partir de la conformación del grupo dominante, que define, no sin conflictos y disputas, la forma de propiedad predominante, el eje productivo central, el tipo de inserción del país en la división internacional del trabajo, la forma principal de generación y apropiación del excedente, la función económica que cumple el salario y la naturaleza de las políticas públicas y, más ampliamente, del propio Estado.
En la Argentina moderna podemos identificar tres etapas, que se corresponden con tres espacios de tiempo, durante los cuales la política económica, los actores sociales y las formas de producción de acumulación y de consumo encuentran un patrón similar.
EL MODELO AGROEXPORTADOR (1860/1930). Este modelo tenía dos elementos centrales que explicaban su dinámica: a) La exportación de materias primas y b) El ingreso de capitales. Las divisas que generaban estas dos dinámicas, eran utilizadas para la importación de bienes de consumo, así como de insumos y bienes de capital.
LA INDUSTRIALIZACIÓN SUSTITUTIVA DE IMPORTACIONES (ISI) (1930/1975). Compuesto por dos etapas. En la primera, la crisis mundial de 1930 impactó fuertemente en la economía argentina. Los precios de las materias primas exportadas descendieron abruptamente. Se cerraron los mercados para las exportaciones. Se empezaron a producir localmente la mayoría de los bienes de consumo que no se podían importar. La segunda etapa (a partir de 1950) se caracterizó por un aparato productivo medianamente maduro, con una industria protagonista de la economía nacional, con desarrollo de industria pesada que le permitió al país exportar exitosamente manufacturas y tecnología.
EL MODELO APERTURISTA CON HEGEMONÍA FINANCIERA (a partir de 1975). Consistió en el primer intento de plantear un modelo favorable a la acumulación financiera. Provocó la quiebra de muchas empresas, gracias a la apertura económica. Se mantuvo una política de «dolar barato». El final de la dictadura militar mostró a un país endeudado, con alta inflación y desempleo. Estas políticas se vieron profundizadas en la década del 90.
Bibliografía consultada: Martín Schorr y Andrés Wainer ( Investigadores del CONICET y docentes en la UBA), Preludio: Modelo de acumulación. Una aproximación conceptual.